Te vas a caer...

Te vas a caer...
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Esto de "Te vas a caer" es una de las típicas frases de madre que más me ha costado quitarme pero que creo que es buena cosa evitar. No quiere decir que dejemos que los niños asuman riesgos peligrosos para su integridad, ni que no les expliquemos las precauciones necesarias y las posibles consecuencias de hacer cosas sin medir hasta donde se puede llegar. Sencillamente es aprender a no hacer de profetas negativos.

Una frase aprendida

El impulso de gritarles "No te subas ahí que te vas a caer" podemos cambiarlo por mensajes mucho más positivos, que no transmitan inseguridad o incapacidad del niño, como decir "Hay mucha altura y los escalones resbalan", y, cuando consideremos que el peligro no es asumible, intervenir evitándolo de forma firme, sin ponernos nerviosos y sin regañarles.

A veces hasta pienso que esa costumbre que tenemos, heredada seguramente de nuestras madres y ellas de las propias, una frase hecha que atrae los accidentes. "Te vas a caer". Así, contundente, premonitorio, parece que modifica, mediante la palabra, el entorno y aboca al niño a caerse.

Quizá sea exageración, pero, si yo os contara... mi madre no se si veia el futuro o tiene poderes mal canalizados, porque cada vez que te "echaba la maldición" seguro que te caias, por mucho cuidado que pusieras, o peor, te metía el miedo en el cuerpo hasta que solo de pensar en subir ya te veias con la pata rota.

Confianza en uno mismo

Cuando nos repetimos a nosotros mismos o alguien nos dice que no somos capaces de hacer algo, que somos inútiles, estúpidos o incompetentes, es casi imposible que consigamos superar los retos para los que ya, antes de afrontarlos, nos estamos programando para fracasar.

Mucho de lo que realizamos en la vida viene condicionado por lo que sabemos o creemos. Si alguien nos inculca la idea de que fallaremos sin remisión y llegamos a creerlo cierto, nunca podremos vencer ese obstáculo. Por supuesto, desentendernos del niño o transmitirle una confianza ciega no es el camino, sino ofrecerles conocimientos, ideas y entornos seguros para que se puedan superar a si mismos, sin inculcarles un miedo paralizante.

Nosotros mismos, los adultos, tenemos esquemas mentales que creemos inamovibles y, si seguimos creyendo en ideas negativas sobre nosotros mismos, es casi imposible superar la falta de confianza en nuestras capacidades. Por eso, a los niños, les tenemos que dar conocimientos, pero no juicios a priori ni premoniciones que minen su confianza en ellos mismos. Ni son tontos, ni son torpes, ni son malos. Puede que, como todos, alguna vez hagan tonterías, torpezas o cosas que dañen a otro, pero eso no cambia su capacidad para mejorar y superar los errores.

Superar el "Te vas a caer"

Cuando mi hijo era pequeño yo era de las que estaban todo el día hiperalerta, asustada de que pudiera hacerse daño, avisándole de los peligros más nimios. Me costó mucho superar el miedo a que sufriera un accidente, algo que creo consecuencia al terror de haber estado casi a punto de perderlo en los últimos meses de embarazo y en la posterior depresión postparto.

Le transmití mi vértigo y mi continuo análisis del entorno buscando riesgos. Pero con el tiempo he aprendido a explicarle las cosas sin prejuicios ni pánico, y, sobre todo, evitando lo de "te vas a caer", pues eso parece decir que, hagas lo que hagas, caerás.

Hoy mi hijo se ha caido por primera vez del caballo en clase de equitación. Se ha levantado inmediatamente y se ha subido otra vez. Luego, le he preguntado si había tenido miedo. Decía que se había sobresaltado pero pensó en la manera de caer más correcta sin ponerse rígido, y consideraba que caerse había sido una experiencia positiva que le serviría para aprender a sujetarse mejor, no distraerse y, si alguna vez caía de nuevo, reaccionar correctamente para evitar tener un accidente.

Considero que mejor que decir lo de "te vas a caer" es mejor explicar el entorno y estar atento si el niño se alborota, pero trasmitiéndole confianza en sus capacidades y juicio, para que valore hasta donde puede llegar de forma responsable, siempre, claro está, con prudencia y atención por nuestra parte.

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