Hora de comer con el bebé: hora de estar relajados y contentos

Hora de comer con el bebé: hora de estar relajados y contentos
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La introducción de la alimentación complementaria en ocasiones supone ansiedad para los padres, fácilmente transmitible a los niños. Por eso es aconsejable que la hora de comer sea una hora para estar tranquilos y relajados. Ahora veremos unos consejos para conseguirlo.

Está claro que cuando nos enfrentamos a las primeras papillas o cucharadas es un mundo nuevo para papás primerizos, pero recuerda, también para tu bebé. Por eso hemos de dejar de lado las prisas (siempre que sea posible), preparar con antelación la comida y no esperar a que el niño esté hambriento.

No confundamos "relajarnos" con despistarnos, ya que las horas de las comidas son importantes: hemos de estar preparados para cuando el bebé tenga hambre, poder sentarnos tranquilos a darles la comida. Dejarles tiempo para que experimenten (necesitamos mucha paciencia para las primeras cucharadas).

Lo ideal es que nos sentemos con el niño y le animemos a comer diciéndole lo buenos que son los alimentos, conversando sobre lo que vamos haciendo. Los niños aprenden continuamente sobre lo que les rodea, también a la hora de comer, su conocimiento del mundo aumenta y amplía la comprensión de vocabulario.

Siempre que sea posible, alimentemos al niño junto al resto de la familia, preferiblemente sin televisión y con un menú saludable. No pasarán demasiados meses hasta que el niño empiece a comer lo mismo que el resto de la familia y como siempre debemos predicar con el ejemplo.

Ofrécele al niño alimentos adecuados para su edad que pueda coger por sí mismo y chupar, "mordisquear", como fruta o pan... Puedes probar el "método" baby-led weaning, poniendo a su alcance alimentos adecuados y dejando que el niño escoja y vaya comiendo por sí mismo.

No tengas miedo a introducir nuevos alimentos, en la variedad está el gusto y los niños tienen que probar distintos sabores, incluso los que a nosotros no nos gustan.

Y no te preocupes por las migajas y las manchas. A menudo el babero no es suficiente para proteger la ropita, y podemos acabar pringados con las primeras papillas más de uno.

No vayas con prisas a la hora de comer, es mejor empezar un poco antes si tenemos que salir, pero conviene tener tiempo suficiente.

Hacer de la comida una contrarreloj provoca que las cosas no sean tan fáciles y divertidas.

Si el niño rechaza la comida o lo notas nervioso, tal vez merezca la pena esperar un poco o entretenerlo con algún juego para ver si se anima a comer, pero no forzarle porque podría ser peor y no le apetecerá sentarse la próxima vez a comer. Repetimos la cuestión de la paciencia, es importante que no nos abandone.

En esta edad los niños siguen tomando leche materna, sigue ofreciéndole. También puedes empezar a ofrecerle agua durante la comida. Si no toman pecho, notarás que piden más agua que antes. En todo caso, evita que sienta sed, ofrécele bebida más a menudo que antes de introducir la alimentación complementaria.

Si el niño está cansado o somnoliento, tal vez sea mejor posponer la hora de comer y dejar que descanse. Dar de comer a un pequeño nervioso e irritable puede hacer que la experiencia sea una espiral de malestar, también para los papás. Y seguimos buscando que la comida sea un momento relajado y feliz. Esperamos que con estos consejos lo logréis.

Foto | Thinkstock
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