Por un menú infantil más sano en los restaurantes

Por un menú infantil más sano en los restaurantes
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Una de las características que han de tener los restaurantes amigos de los niños es la presencia de menú infantil en su carta. Más económicos, con menos cantidad de comida... Pero, ¿también con una comida diferente a la de los mayores? Desde aquí queremos reivindicar un menú infantil más sano en los restaurantes.

Como adulta, si en un menú del restaurante o del hotel sólo aparecieran varitas de pescado, "nuggets" de pollo, hamburguesas y salchichas de frankfurt, me quedaría bastante descontenta (e indecisa). Si la guarnición es de patatas fritas y no se puede elegir ensalada, comería sin guarnición. Si a eso le sumamos la ausencia de fruta y lácteos en el postre, mejor cambio de restaurante.

Se ha confirmado la impresión inicial: nos ofrecen un menú poco saludable. Y es tan poco saludable para nosotros como para los niños (aunque a ellos les pueda parecer más o menos apetecibles las opciones, porque en la variedad está el gusto).

Al final, lo que acabamos haciendo muchas veces cuando estamos de viaje o salimos a comer fuera es pedir para las niñas platos "de adultos" que comparten (o comparten con nosotros). Incluso a veces llevamos la fruta incorporada de casa si sabemos con certeza que en el restaurante no tienen (lo cual no quita para poner el colofón con un dulce delicioso).

En nuestro reciente viaje a Dublín nos sorprendió la ausencia de fruta en las opciones para comer y cenar en diversos bares y restaurantes, aunque esto tampoco es raro que suceda en España y en otros países. De modo que comprábamos fruta en las tiendas y de ahí íbamos tirando a lo largo del día.

Deliciosas frutas

Qué debería incluir un menú infantil

Ojalá lo normal fueran unas opciones más sanas en los platos infantiles de los restaurantes, con algunos básicos "imprescindibles": sopas y cremas caseras, carnes y pescados asados o a la plancha (especifico, porque lo habitual es encontrar estos alimentos fritos, en rebozados, etc.), verduras y frutas, zumos naturales y agua.

Lo de las bebidas no es una tontería. Zumos envasados y refrescos con burbujas pueblan las cartas, pero el agua brilla por su ausencia, yen muchos lugares las socorridas jarras del grifo no son potables (o son bastante desaconsejables), de modo que hay que pedir una botella, que de no estar incluida en el menú infantil habrá que pagar aparte.

Normalmente nos apañaremos con una botella para toda la familia, pero la situación no deja de ser extraña: los refrescos, tan poco recomendables para los niños, van incluidos en el precio del menú, pero el agua no. Reconozco que la botella de agua que siempre me acompaña desde que soy madre nos ha servido de suministro "de urgencia" en más de una ocasión, también en los restaurantes.

En cuanto a la fruta, teniendo en cuenta que la mayoría de niños no consume la cantidad de fruta recomendada y que quien más quien menos nos saltamos esas piezas tan valiosas para la salud, tenerla como opción en los restaurantes sería fabuloso. Frutas de temporada, o frutas menos habituales en nuestras casas, pero qué mejor que una fruta para postre. Además, en general será lo bastante barata para incluirla en el menú sin "arruinar" a los restauradores, incluso más barata que otros postres dulces que se ofrecen.

Algunos diréis... "Pero si comen en casa fruta todos los días, que se note la diferencia en el bar". Y tenéis razón en ese caso. Nosotros también disfrutamos de una tarta o de un helado en el restaurante. Como lo hacemos en casa de vez en cuando. Pero también la diferencia puede venir en una rodaja de piña natural o unas fresas "tocadas" con nata, algo que no comemos en casa. La cuestión es poder elegir.

Debería ser normal y no la excepción que algunos alimentos formaran parte de esas cartas de los restaurantes. Afortunadamente, incluso las cadenas de comida rápida parecen concienciarse de esta necesidad y poco a poco van dando pasos hacia incorporaciones positivas a sus cartas. McDonalds ha ampliado su oferta de menús saludables y otras cadenas van incorporando la fruta, hasta hace poco invisible en estos lugares.

Prevenir la obesidad mediante unos hábitos alimenticios y de actividad física adecuados es una tarea en la que está implicada toda la sociedad, y los restaurantes forman parte de ella, en lo referido a la comida. Está claro que faltas subvenciones, que los alimentos saludables deben estar al alcance de familias, escuelas... Pero vamos paso a paso, y este paso lo tienen bastante fácil los restaurantes. ¿O será que no hay demanda?

En definitiva, estoy segura de que si los restaurantes ofrecieran menús infantiles más saludables, probablemente tendrían más clientes (¿por qué iban a desaparecer los que quieren fritos o dulces, si se siguen ofreciendo?), seguro que más contentos y más sanos. Los clientes grandes y los pequeños. Y para comer nuggets y hamburguesas, ya iremos a los fast-food cuando queramos.

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