Historias de padres: la llegada de mi Angel

Historias de padres: la llegada de mi Angel
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Estamos ya en la recta final de nuestra sección "Historias de padres" donde los padres y madres nos relatan desde el corazón sus vivencias con la llegada de sus hijos, aunque seguro que en el futuro seguiremos dando espacio a estas experiencias.

Hoy traemos la historia de Esmeralda y su lucha por su bebé a pesar de un pronóstico médico en contra. Felizmente todo salió bien:

Pues les contaré la historia de cómo fue la llegada de mi bebé. Su nombre es Ángel.   A los trece años de edad me diagnosticaron un quiste de ovario que en su momento era solo de 0.5 mm, por lo que los doctores me dijeron que, por mi edad y mi condición, solo deberíamos de tenerlo controlado. Así que el tiempo pasó y el quiste ahí siguió. Un miedo terrible por no llegar a tener un hijo me invadió desde ese momento, pero al pasar el tiempo lo olvidé.

Fue hasta que me casé cuando ya tenía 24 años que ese terrible temor regresó. Un día sin motivo aparente al bajar una escalera sentí un dolor terrible en mi vientre que no me dejó caminar, así que decidí acudir al doctor para hacer una revisión pero dentro de mi sabía que el fantasma del quiste había regresado.

Fue así que me practicaron un ultrasonido y efectivamente el quiste estaba ahí. Había crecido bastante. Ahora medía 10 cm por lo que decidieron que lo deberían retirar. La ginecóloga fue muy cruel porque yo le comenté que tenia un retraso y ella me dijo “pues tendremos que hacer la prueba de embarazo pero sería preferible que no lo tuvieras porque de todos modos lo perderás con la cirugía”.

Mi mamá me convenció de practicarme la prueba y ¡oh dios! estaba embarazada. Así que decidí cancelar las citas de cirugía y continuar con mi embarazo sin importar que me dijeran que con el quiste podía perder a mi bebé.

Los doctores me reprendieron pero eso no me importó. Decidí poner todo mi empeño para que mi bebé pudiera seguir adelante y si dios lo permitía y me bendecía tener a mi bebo entre mis brazos.

Otro susto llegó cuando a las 8 semanas tuve un sangrado. Fue la sensación más horrible que he sentido. Llegamos casi corriendo al hospital mi esposo y yo. Lloramos por el camino entero. Ya en el hospital por fin pude ver a mi bebé, aun no estaba bien formadito pero ya se podía apreciar que ahí estaba moviéndose dentro de mi y con su corazón latiendo. Fue en ese momento que le puse todas las ganas necesarias para que el estuviera conmigo.

Luego de ese susto todo continuó bien. El quiste nunca me dio problema alguno y llegó el momento del alumbramiento. El día 4 de noviembre de 2007 estaba por acostarme y de pronto rompí fuente. Fue un momento emocionante por fin conocería a mi hijo que tanto había esperado.

Avisamos a todos mis familiares y corrimos al hospital. Mi emoción se fue cuando me dijeron que no tenía dilatación, que el cuello de la matriz estaba cerrado y que me aplicarían medicamento para provocar las contracciones y la dilatación. Pase toda esa noche sin dormir. Luego los dolores llegaron pero no la dilatación y fue así como decidieron practicarme cesárea y a las 11:33 p.m. nació mi bebé un día 5 de noviembre.

Al escuchar su llanto fue lo mejor del mundo para mi. En esa cirugía aprovecharon para retirar el quiste y mi ovario. Sentí algo extraño al verlo ya que tenia el tamaño de una toronja, pero me había desecho de ese temor para siempre. Por fin mi ángel había llegado a la tierra.

El momento en que lo tuve en mis brazos jamás lo olvidare aunque por la cesárea no podía levantarme con facilidad. Luche por mi niño y en pocos días logre caminar y tomarlo en mis brazos.

Hoy mi niño tiene 6 meses, es lo mejor de mi vida. Doy muchas gracias a Dios por dejarme conocerlo, por ser madre y darme la oportunidad de tenerlo conmigo y ver cada día su sonrisa. Son los mejores regalos que cualquier persona pueda desear.

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