¿Por qué discuten las parejas en el embarazo? Los problemas más frecuentes y cómo resolverlos
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¿Por qué discuten las parejas en el embarazo? Los problemas más frecuentes y cómo resolverlos

Esperar la llegada de un bebé a priori puede parecer una etapa de plena ilusión y armonía en pareja, pero… pero para muchas es más bien una época de discusiones y conflictos. ¿Por qué discutimos durante el embarazo? ¿Qué podemos hacer para resolver estos conflictos?

¿Por qué discuten las parejas en el embarazo?

Reducción de relaciones sexuales

Durante el embarazo hay mujeres que manifiestan un descenso en el deseo sexual... pero su pareja lo mantiene intacto, lo cual les puede llevar, si no se gestiona bien, a conflicto. Pero ojo, que también hay muchas, muchas, mujeres para las que es al contrario: tienen más deseo del habitual y es su pareja la que tiene ciertos reparos para practicar sexo. Y por supuesto hay casos en los que ambos están estupendos con sus niveles de deseo y no hay conflicto alguno.

Si nos encontramos con un nivel de deseo desigual lo primero que conviene hacer es partir de la empatía y la comprensión: entendamos que el otro tiene más o menos ganas que nosotros, y que está en todo su derecho (faltaría más).

Ahora bien, los sexólogos y terapeutas de pareja sabemos que lo más saludable para que la pareja mantenga su intimidad y se disfrute (lo cual proporciona un bienestar fenomenal para ambos) es no interrumpir la sexualidad… ¿Cómo lo hacemos?

Tanto en el embarazo (si estamos ante un bajo deseo, malestar, incomodidad, etc.) como en la cuarentena, lo ideal es no perder la intimidad, seguir teniendo un espacio para los dos en el que el tacto y el físico estén presentes… La clave es que quizá tengamos que plantearnos ciertos cambios en nuestro modelo de sexualidad. Me explico:

No todo es coito, ni mucho menos, así que en esta etapa podemos “intimar” de otra manera, mediante masajes, caricias, duchas juntos… Lo que queremos es querernos y disfrutar de nuestros cuerpos, y puede que de esta manera encontremos un punto en el que ambos estemos a gusto.

Ella ha cambiado…

El embarazo es una etapa bonita, y lo ideal es disfrutarla, pero… pero tenemos que ser conscientes de que no todo en ella es felicidad y bienestar: a menudo las embarazadas pasamos por momentos de verdadera “torturita” que sin duda afectan a cómo nos sentimos y cómo actuamos.

Las náuseas, los vómitos, mareos, la dificultad para dormir y descansar, las hormonas… ¿cómo no se nos va a notar cuando nos encontramos francamente mal? No, no todas las mujeres pasan por el embarazo de la misma manera, y es importante que lo tengamos en cuenta a la hora de afrontarlo, empezando por la otra parte de la pareja. Comprensión, apoyo, acompañamiento y ayuda son claves tanto para evitar los conflictos como para evitar otras cosas poco deseables como es la Depresión Perinatal.

Por nuestra parte, la de las embarazadas, es importante que comuniquemos nuestras necesidades: expresar nuestras emociones y compartirlas es clave para no ir acumulando y explotar un día (no de la mejor manera, además).

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Qué comprar y qué no (el dinero)

¿Qué compramos y qué no? ¿Qué es necesario y qué no? El desacuerdo en este punto es a menudo motivo de conflicto en muchas de las parejas, pero no deja de ser una extensión de un conflicto que quizá ya esté presente en nuestra relación: la organización y planificación económica de la pareja.

Tomad papel y lápiz y anotad lo que cada uno considera importante para la llegada del bebé. Poned en común vuestras listas, sin juzgar ni criticar, e intentad hacer una lista conjunta consensuada. Y oye, por ceder en algunas cosas si a tu pareja le hace especial ilusión o si de verdad no lo ve necesario… pues tampoco está tan mal, ¿no te parece?

Por otra parte, dado que va a haber una parte de gasto importante tras la llegada del bebé, puede ser buena idea también que os sentéis a hacer un plan de ahorro o cálculo de algún tipo para que, llegado el momento, estéis preparados para hacerle frente a lo que venga sin que ello suponga un conflicto.

La familia... se entromete

Si para muchas parejas la familia (directa y política) es motivo de roces, cuando nos quedamos "embarazados" se abre una nueva dimensión, porque van a preguntar, a opinar y a “estar ahí” de una manera más intensa (van a ser abuelos o tíos, y se siente parte, como es lógico).

¿Qué podemos hacer para que no nos afecte a la pareja? Ser equipo. Sí, soy muy pesada con este punto, pero es que es la clave. Sentaos los dos y tomad las decisiones más importantes, discutid en privado lo que tengáis que discutir, pero delante de la familia hay que ser uno, un bloque, una unidad.

Cuando se da un conflicto con la familia política la posición de ambos miembros de la pareja es complicada: para uno porque no es su familia y cuesta decir o hacer determinadas cosas, y el otro porque al ser pareja y familiar… está en una posición “visagra”. Así que para no sucumbir, para evitar malestares que puedan minar nuestro bienestar en pareja, lo mejor es, insisto, apoyarnos y ser uno en pareja de cara a la familia.

El verdadero responsable de los conflictos

En la mayoría de los casos lo que hay de fondo, la verdadera responsable de estos conflictos, es una mala (inefectiva) comunicación: cómo nos decimos lo que nos decimos, cómo discutimos cuando no estamos de acuerdo…

Porque desacuerdos va a haber siempre, y con la llegada de un bebé aparecerán nuevos e inesperados, como hemos visto: no podemos pretender evitarlos, no podemos vivir aislados de los eventos que pueden causar discusiones… Lo que sí podemos es aprender a comunicarnos de manera efectiva para llegar a acuerdos que satisfagan a ambas partes.

Recordad: cambiemos el chip de “tengo que llevar la razón” a “somos equipo” y veréis como todo es más fácil, a fin de cuentas seguro, seguro, que lo que ambos queréis es estar bien, ¿verdad?

Fotos: Pixabay.com

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