Adelantar los exámenes de recuperación a junio, ¿beneficia realmente a los estudiantes?

Adelantar los exámenes de recuperación a junio, ¿beneficia realmente a los estudiantes?
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El adelanto de los exámenes de septiembre a junio, que se vive por primera vez en la Comunidad de Madrid este curso, ha reabierto el debate sobre si esta medida, inspirada en el plan Bolonia para universidades, beneficia o no a los niños y la comunidad educativa en general.

Mientras las asociaciones de padres dicen que perjudica a los niños porque no da tiempo a prepararse las materias (entre otras pegas), en algunas comunidades en las que la medida lleva en marcha más tiempo, están contentos con los resultados. ¿Beneficia realmente adelantar los exámenes de recuperación a junio?

Una tradición a extinguir

Y si no, a septiembre. Esta frase podría dejar de escucharse en los colegios e institutos españoles, ya que en muchas comunidades desaparece la convocatoria de exámenes de recuperación de septiembre, que pasa a realizarse a finales de junio o principios de julio, tal como se hace en las universidades por el Plan Bolonia.

La aplicación de esta normativa en la Comunidad de Madrid ha provocado un final de curso conflictivo. Según la Federación de la Comunidad de Madrid de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado, la medida no beneficia ni a los alumnos que suspenden ni a los que aprueban:

"El tiempo para el alumnado que ha suspendido alguna materia es claramente insuficiente para una correcta preparación y recuperación, al mismo tiempo, los centros no han programado unas actividades claras que motiven al alumnado aprobado, provocando que éstos hayan comenzado a no asistir los institutos.

El pasado viernes día 8 se entregaron las notas al alumnado de Secundaria e inmediatamente después, el lunes 11, ya se ha notado un alto nivel de absentismo en los centros educativos que, según datos llegados desde numerosas AMPAs, calculamos en, aproximadamente, un 85% entre el alumnado total a día de hoy. Hay centros donde se ha alcanzado un absentismo que ha llegado prácticamente al 100% entre el alumnado que ha aprobado todo en la convocatoria ordinaria".

¿Mala idea o falta de planificación?

El caso es que, sobre el papel, la idea no es mala. Adelantar los exámenes de septiembre a junio permitiría a los alumnos que hayan suspendido tener clases de apoyo con sus mismos profesores (y ahorrar a los padres pagar clases en verano) y repasar el contenido cuando todavía lo tienen "fresco". Además, así se fomenta la evaluación continua y la idea de que todos los estudiantes disfruten de una época al año para realmente desconectar y descansar, que aunque sean niños también lo necesitan.

Sin embargo (y es lo que se ha denunciado desde las asociaciones de padres y los sindicatos) este trabajo debería haberse empezado a principio de curso y no ahora. Según han contado representantes de Comisiones Obreras, el plan de actividades como talleres de literatura o excursiones para los alumnos que han aprobado fue remitido a los centros hace solo un mes, además no se ha tenido en cuenta la necesidad (que ellos calculan en un 10%) de aumento de la plantilla para hacer frente a estas nuevas necesidades: “El objetivo de la Consejería era que mejoraran los resultados de los alumnos, pero pensaban que se podía hacer a coste cero: sin más profesores”, denuncia el sindicato.

Por su parte, el director general de Educación Infantil, Primaria y Secundaria de la Comunidad de Madrid, Juan José Nieto, afirma: "Yo no hago los horarios a los centros ni el plan de actividades, son autónomos. Los profesores ya tendrían esa carga de trabajo en circunstancias normales, en el anterior plan. Sólo cambiará en función del centro. El atracón de verdad para ellos era en septiembre porque tenían que examinar, evaluar y más cosas".

Experiencias en otras comunidades

Adelantar las convocatorias de recuperación de ESO y/o Bachillerato a junio ya se ha hecho en otras comunidades autónomas con resultados desiguales. Mientras en Aragón (donde se asumió el nuevo modelo desde 2003 hasta 2011) se volvió al modelo tradicional porque no se notó una gran diferencia en los resultados, en otras comunidades como el País Vasco, donde la convocatoria de septiembre no existe desde hace dos décadas, ni se plantean volver al modelo anterior. Según ha contado al periódico Público José Ángel Ayúcar, jefe de Inspección del Departamento de Educación del gobierno vasco:

"Volver a septiembre es algo implanteable, sería como regresar a la EGB. ¿Alguien se lo plantea? Nadie. El alumno tiene que demostrar a lo largo del año la adquisición de conocimientos y competencias con trabajos de equipo o con la manera en que se relacionan con los compañeros, entre otras cosas. Eso no se puede medir con exámenes. En Euskadi tenemos una evaluación extraordinaria en junio, a la que se presentan quienes no están conformes con su nota de evaluación continua. Y ahí se vuelven a examinar de todo lo que se ha dado durante el curso. La recuperación como tal, como está pensada en Madrid, sólo tiene sentido si se hace en un plazo de tres meses".

Parece que la clave está en cómo se lleva a cabo la medida. La respuesta a la pregunta: ¿Beneficia realmente a los estudiantes adelantar los exámenes de recuperación en junio?, en este caso serían más preguntas: ¿se ha implantado de manera adecuada la evaluación continua? ¿disponen los centros de los recursos necesarios para llevar a cabo el cambio?

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