¿Tiene mi hijo un miedo irracional? Síntomas comunes de las fobias infantiles

¿Tiene mi hijo un miedo irracional? Síntomas comunes de las fobias infantiles
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Las fobias son miedos irracionales, incontrolables y extremos que se desencadenan ante estímulos muy variados. La oscuridad, el agua, determinados insectos o animales… suelen ser objetos de fobias por parte de algunos niños. Pero, ¿qué tienen en común las fobias infantiles? ¿Cómo diferenciarlas de un miedo común?

La mayoría de los niños experimentan unos miedos muy habituales a lo largo de diferentes etapas de la infancia, pero suelen ser miedos normales que desaparecen con la madurez del niño. Las fobias van más allá, se mantienen en el tiempo y tienen unos síntomas comunes que nos pueden poner sobre aviso.

Las fobias infantiles son muy variadas pero podemos encontrar unos síntomas similares en todas ellas. Los síntomas físicos se pueden experimentar incluso antes de encontrarse con aquello que al niño le produce temor (en una anticipación) o con el contacto real. Aquello que perciben como una amenaza o peligro les pude provocar a los niños:

Síntomas de las fobias infantiles
  • Palpitaciones o aumento del ritmo cardiaco.
  • Temblores en el cuerpo, en la voz…
  • Sudoración: se activan las glándulas sudoríparas.
  • Náuseas, vómitos y mareos.
  • Pipí muy frecuente.
  • Rostro desencajado, tics, muecas faciales…
  • Bloqueo del pensamiento.
  • Gritos.
  • Dolores de estómago o de cabeza.
  • Dificultad para conciliar el sueño.
  • Alteración o excitación psicomotriz, se eleva el tono muscular como si el cuerpo se preparara para huir (o se bloqueara).

Las alteraciones psicofisiológicas que se producen ante una fobia se suelen definir como “ansiedad”. En todos los casos hay un intenso malestar emocional. Cada niño manifiesta sus fobias con varios de estos síntomas, pero pueden combinarse de manera diferente en cada individuo. Los miedos que adquieren la intensidad de fobia interfieren en la vida cotidiana de la familia.

Ante estos síntomas, lo mejor es acompañar al niño y en principio alejarlo del motivo de su fobia. Escuchar los motivos de sus miedos y explicarles en la medida de lo posible que no existe amenaza real. Acercarlos gradualmente al objeto de la fobia (primero nosotros), relacionarlo con momentos agradables (por ejemplo escuchar música que le guste o cantar canciones para “ahuyentar” el miedo a la oscuridad)…

Recordemos que las fobia suelen aparecer a partir de los cinco años (y hasta los doce), pero conforme el niño madura, estas suelen desaparecer. Habrá que acudir a un especialista si los síntomas de las fobias infantiles no desaparecen, ya que existen tratamientos terapéuticos para ayudarlos a superarlas.

Fotos | iStockPhoto
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