Gloria Hurtado: "La mujer debe equilibrar la atención entre su hijo y su marido y la lactancia no ayuda a ello"

Gloria Hurtado: "La mujer debe equilibrar la atención entre su hijo y su marido y la lactancia no ayuda a ello"
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El pasado día 1 de agosto empezó la Semana Mundial de la Lactancia Materna y eso hace que la lactancia sea un tema de actualidad y que se hable de ella más de lo habitual.

Entre las personas que han querido hablar de lactancia destacan Adriana Abenia, de quien ya hablamos hace unos días y Gloria Hurtado, psicóloga y colaboradora del periódico El País desde hace años, que en un artículo de opinión reciente dijo, entre otras cosas que ahora comentaremos, que la mujer debe equilibrar la atención entre su hijo y su marido y que dar el pecho al hijo es un obstáculo para ello.

No digo yo que esta psicóloga esté equivocada, porque está dándonos su opinión sobre la lactancia materna y las relaciones dentro de la familia (que podéis leer aquí), pero mi opinión es contraria a la suya, lo veo de otro modo y por eso, desde mi posición de marido y hombre, voy a hablar de sus palabras tras cada párrafo de su artículo.

¿Entenderán los pediatras que quien amamanta un hijo no es un ‘dispensador’ de leche? ¿Podrán aceptar que la mujer-madre no deja de ser humana cuando da a luz un hijo? Si han montado en avión han escuchado, cuando se da el ejemplo de la mascarilla que cae con la despresurización, que no le puedo dar aire a nadie mientras yo me ahogo. Así mismo no puedo dar leche a nadie mientras yo me consumo de angustia.

Esto es sólo una introducción, así que no tengo demasiado que decir. Si acaso, como sanitario y como hombre y padre, me preocuparía en saber por qué una mujer que da el pecho se consume de angustia, por qué se ahoga.

La campaña prolactancia es muy importante, ni más faltaba, pero no se puede ‘invisibilizar’ a la mujer madre para ponerla ‘al servicio’ de su hijo, ni desconocer el mundo psicológico donde la dependencia de un hijo a través de la lactancia hasta los dos años puede causar problemas insospechados. No somos tan solo ‘cuerpo biológico’: los factores psicológicos de apego y manipulación de los hijos son de tal proporción que no se puede caer en el extremo de privilegiar el cuerpo ‘arrasando’ con lo demás.

¿Invisibilizar a la mujer madre para ponerla al servicio de su hijo? Madre mía, ¡si dar el pecho es algo tan o más mágico que gestar a un bebé! Esto son opiniones, claro, lo que para usted es esclavizar a una madre al servicio de un bebé para mí es demostrar el maravilloso poder que puede llegar a tener una mujer y madre, que un hombre jamás tendrá, de nutrir y fortalecer el cuerpo de su hijo.

Con respecto a la demanda o la manipulación, es de dudosa profesionalidad hablar de manipulación en bebés de hasta dos años de edad. Un bebé pide lo que necesita en cada momento para su correcto desarrollo. Luego los padres pueden decidir hacerle caso o no, atender a sus demandas y necesidades o empezar a mostrarle que no pueden ser satisfechos todos sus requerimientos.

Usted desde la psicología parece recomendar que esta limitación se inicie ya casi desde el nacimiento, yo creo que es mejor esperar a que el niño desarrolle un mínimo de personalidad propia, pues si ahogamos a un bebé desde el principio difícilmente será después capaz de tomar decisiones propias.

Sí, es necesaria la alimentación de la madre a su hijo, es importante su vínculo afectivo, pero existen otros factores valiosísimos que deben incluirse para lograr el equilibrio.

Existen varios factores valiosísimos que deben incluirse en la relación con el hijo para lograr el equilibrio, pero es necesaria la alimentación de la madre a su hijo y es importante su vínculo afectivo. He dicho lo mismo pero dándole la vuelta a la frase y tal y como lo digo yo parece que adquiere otro significado.

¿Han escuchado acaso el dolor de esa mujer madre cuando dice que su marido ya no la busca porque ‘huele a leche’? ¿Para ese chiquito lo más importante será ‘haber sido alimentado por mamá’ pagando el precio de que sus padres se distancien? ¿Han trabajado su sentimiento de culpa porque debe irse a trabajar y el pediatra de su hijo la regaña pues no le da suficiente pecho? ¿O se queda en casa por alimentar y que ‘fluyan’ los problemas económicos?

Nunca había escuchado el dolor de un hombre rechazando a su mujer porque huele a leche y, si un día un amigo me dijera algo semejante (“hace tiempo que no me acerco a mi mujer porque huele a leche”), le diría (con la confianza de un amigo), que está tonto, que menudos escrúpulos y que está poco menos que fatal. El problema en este caso es del hombre, no de la madre ni mucho menos del bebé (maldito bebé que toma leche de su madre, leche que echa para atrás al varonil de su padre).

Con respecto a pediatras que regañan a las mujeres por no dar suficiente pecho, pues las madres empiezan a trabajar, de nuevo, ¿son las madres las que tienen que dejar de dar el pecho para que los pediatras no les echen bronca o son los pediatras los que no son capaces de entender que hay mujeres que trabajan?

El problema aquí es que un pediatra pueda llegar a cometer la imprudencia de decirle a una madre que “como has ido a trabajar tu bebé está en riesgo de enfermar o en riesgo de desnutrirse”. Personalmente no he oído a ningún pediatra decir semejante tontería y, si lo oyera, censuraría sus palabras.

La culpa es del sistema, que no está pensado para que madres e hijos puedan convivir el tiempo preciso para que los bebés mamen el mínimo recomendable, nunca de las madres ni, mucho menos, de los bebés.

Tener un hijo no puede convertirse en una esclavitud donde la cultura patriarcal la ‘obliga’ a olvidarse de sí misma para que su hijo ‘la use’ cada que se le antoje.

¿De nuevo la culpa es del bebé que utiliza a su madre en beneficio propio? Creo que el problema, señora Gloria Hurtado, es suyo. Su concepción de la lactancia es bastante unidireccional. Para usted es un acto en el que el único beneficiado es el bebé, siendo algo que, además, perjudica a la madre, esclavizándola y derrotándola psicológicamente. Es posible que haya mujeres que vivan la lactancia de este modo y en este caso habría que trabajar el problema, pero no criticar la lactancia per se.

Imagino que cuando se encuentra con una pareja cuya relación es disfuncional, una en la que uno se aprovecha del otro y el otro se siente angustiado, trabaja para que esto no suceda o para que la pareja, si es preciso, se rompa. Lo ilógico sería que, a raíz de esa pareja (o esas parejas) usted dijera que es un error que las mujeres tengan pareja, porque éstos las hacen sentir inferiores.

La lactancia impuesta es, psicológicamente, uno de los factores que más rechazo causa porque la maternidad vuelve a ser la cadena con la que se ‘detiene’ el mundo femenino. ¡Un hijo no puede ‘secuestrar’ a su madre a través de la lactancia!

Y yo que pensaba que las mamas de las mujeres servían para amamantar a los bebés y que formaban parte de la feminidad de una mujer… ahora resulta que hacer uso de ellas es alejarse del mundo femenino. Ahora resulta que dar el pecho es caer secuestrada por un bebé que te aleja del mundo exterior y te introduce en el odioso mundo casero de ser madre y cuidar de un bebé… con lo fácil que es parir y dejar que a tu hijo lo alimenten los demás y que lo cuiden los demás. Habrá que pedir más plazas de guardería a los gobiernos para que ni madres ni padres (que a mí mis hijos también me secuestran un montón de veces, oiga) tengan que pasar tiempo con sus hijos.

Lactancia y mujeres, Gloria H y el equilibrio

Equilibrio y no culpa. Equilibrio y no amarres. Escucharla a ella en su ansiedad, en su miedo, en su alegría, en su dolor, tal vez no sea el trabajo del Pediatra y sí de la Psicología, pero no puede desconocerse lo que esta mujer madre experimenta.

Escuchar a una madre es trabajo de todos, el problema es que hoy en día casi nadie escucha y todo el mundo habla. Entonces la ecuación acaba siendo al revés: la madre acaba escuchando a todo el mundo y tragándose las opiniones de quien no debe y cuando habla, nadie la escucha.

La libertad de opciones genera responsabilidad y compromisos sanos donde la culpa (y la rabia) no terminen haciendo estragos. ¿Y cuál es la participación masculina en este paseo? Claro, la mujer madre está entre su hijo y su marido y si el medio no la ayuda, ella debe equilibrar la atención entre sus ‘dos amores’. ¿Saben señores pediatras de que les hablo? ¿Son capaces de ‘sintonizar’ con la angustia femenina? O para ustedes lo único importante es el niño ‘a cualquier precio’. Más de una mujer dice que ante el pediatra se siente ante un padre que la juzga y regaña.

¿La mujer debe equilibrar qué? En el momento en que nace un bebé el padre, uno de los “dos amores” de una madre, debe entender sí o sí que el bebé requiere muchas más atenciones que él. De hecho, hasta la madre debe entender que el padre elegirá muchas veces estar con su bebé antes que con ella.

Es lógica pura y dura, llega a casa, allí donde había dos personas autónomas e independientes, aunque unidas, una persona totalmente dependiente de ellos. Si un padre pide la misma atención que el bebé, si pide equilibrio, es que no ha entendido nada. Si usted, Gloria, psicóloga, no ha entendido tampoco esto…

Con respecto a los pediatras, de nuevo, el problema es de aquellos pediatras que tratan a las madres y mujeres como a niñas inútiles incapaces de criar a sus hijos. Levante la voz contra ellos, por favor, levanten las madres la voz contra todas esas personas que las infantiliza y levanten la voz aquellos padres que son tratados como sementales sin neuronas que sólo piensan en satisfacer a su cerebro colgante.

¿Ayuda esa actitud a la lactancia? Qué injusta y patriarcal me suena la campaña prolactancia sin tener en cuenta a la mujer, su deseo, su necesidad, su ilusión y su propia vida.

Cada mujer es libre de decidir qué hacer y nadie, absolutamente nadie debería criticar a una mujer por decidir amamantar o por decidir no hacerlo. Dicho esto, patriarcal me parece querer que una mujer no haga su papel de madre para ponerse al servicio de “su amor” el padre. Patriarcal me parece querer que una mujer no atienda a su hijo para que se ponga al servicio del “mundo femenino”, que al parecer es ese en el que se pone al servicio del capitalismo, trabajando, produciendo y consumiendo, porque claro, ser madre no parece sumar puntos en sociedad, ¿no?

Si se piensa que un hijo es el rey de la casa y que todo gire en torno a él, ¿no fomentamos acaso la cultura de niños y adolescentes ‘igualados’ donde sus padres y el mundo ‘les deben’ porque siempre se satisfizo todos sus deseos? No sólo nos ‘alimentamos’ de leche materna. También el ánimo, la actitud y el respeto por la mujer-madre, se convierten en saludables vitaminas para el crecimiento integral.

¿Hablamos de bebés que vienen al mundo preparados para recibir leche materna (nacen inmaduros y la lactancia materna sigue haciendo las funciones que llevaba a cabo la placenta dentro de la barriga) o hablamos de adolescentes caprichosos? Porque aquí se están mezclando churras con merinas. No es lo mismo alimentar y criar a un bebé que educar a un niño de varios años. Dar el pecho a un bebé no le hará creer que todo gira en torno a él, si así fuera el mundo estaría lleno, ahora y por los siglos de los siglos que nos preceden y por los venideros, de adultos maleducados y narcisistas.

Cada cosa en su momento, señora Gloria. A los bebés, leche de la madre, millones de besos, abrazos, muchos brazos y cariño ilimitado, a los que no son tan bebés millones de besos, abrazos, cariño ilimitado, mucho diálogo y educación suficiente y necesaria para que sean personas libres, felices, humildes y respetuosas.

Fotos | Fotomontaje con imagen de c r z en Flickr y foto de Gloria H. en El País, c r z en Flickr
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