Vamos a aprender a leer bien un cuento en voz alta

Vamos a aprender a leer bien un cuento en voz alta
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Una de las actividades que más disfrutan los niños es que les leamos en voz alta. Seguramente, si podéis evocar algún momento en el que vuestros padres o abuelos os leyeron un cuento, recordaréis una sensación maravillosa. Ahora es el momento de proporcionársela a vuestros hijos.

Elegir el lugar y el momento de leer un cuento en voz alta

En realidad, el sitio no importa, sea en la cama juntos antes de dormir, en un momento de reposo, o incluso en el coche durante un viaje o en el parque tumbados en la hierba. Lo importante es encontrar el momento adecuado y disfrutarlo.

Buscad un momento en el que el niño esté receptivo. Excepto si están muy alborotados la propuesta de leerles un cuento, especialmente si es un cuento que aman, siempre es recibida con entusiasmo. Si no fuera de ese modo, simplemente esperad a que el niño lo desee.

Cómo conseguir leer bien un cuento

Entendamos que leer un cuento no es sencillamente leer palabras en voz alta. Es una experiencia fantástica que hay que vivir intensamente y permitir que también a nosotros nos entusiasme.

Cuando vayamos a leerles un cuento apaguemos la televisión y el ordenador, no tengamos comida en el fuego ni ninguna actividad que sea previsible que nos interrumpa. De hecho, yo aconsejaría cortar el teléfono ese rato, para que nada no disturbe.

Es conveniente estar entregados intensamente a la actividad, no andar pensando en otra cosa ni tener como objetivo que el niño se duerma. No es un premio, ni un castigo, ni una condición, ni una fórmula para que acceda a dormir o comer.

Es un placer compartido al que debemos para el que debemos ser plenamente conscientes de lo que estamos haciendo, viviéndolo con la misma intensidad que el niño lo hará.

Esta disponibilidad total del adulto es uno de los aspectos que más placer producen en los niños las lecturas en voz alta. Saben que estamos totalmente con la atención en ellos y se sienten importantes y amados al saber que disfrutamos de su compañía tanto como ellos lo hacen de la nuestra.

Aparte de esta disposición adecuada poco más vamos a necesitar para leer en voz alta, basta un libro y nuestra presencia.

Condiciones para leer bien en voz alta

Como os decía, leer en voz alta un cuento no es meramente leer. Cuanta más expresividad y pasión pongamos en la lectura más emocionante y maravillosa será para los niños.

No hay que leer a toda prisa, sino, más bien, a un ritmo algo más lento que como hablamos. Cada palabra merece ser mecida en la lengua, saboreada, exprimida en todos sus matices.

Las pausas son también un componente importante de la expresividad de la lectura en voz alta y hay que dejarlas fluir, detenernos, aprovecharlas para mirar al niño a los ojos y dejarnos, ambos, maravillar por el relato pensando en él.

Las historias amadas

Seguramente hay libros que habéis revisitado muchas veces, historias llenas de emoción que os encantan y que, cada vez que leéis, las disfrutáis y encontráis en ellas nuevos matices, frases que la primera lectura no percibisteis, relaciones que se explican solo con la relectura.

Los niños suelen pedir varias veces el mismo cuento por la misma razón. Así que la primera cuestión que debemos tener en cuenta es que, si al niño le gusta la historia, vamos a leerla muchas veces y debemos hacerlo con esta idea en la mente: cada nueva lectura será una nueva experiencia mejor que la anterior.

Algunos padres expresan hastío cuando el niño les pide un cuento que ya han leído antes y más si es de esos que nos piden una vez y otra y otra, como si nunca se cansaran de escucharlos. Y es que es eso, nunca se cansan de escucharlo igual que nosotros disfrutamos de los libros que amamos.

Además, para los pequeños, conocer el argumento no les impide disfrutar la historia, todo lo contrario. Se sienten más seguros y competentes, ejercitan la memoria, se asombran del asombro que sintieron y lo reviven multiplicando su placer inicial. Los personajes son sus amigos.

Si cedemos al cansancio y nos quejamos cuando piden la misma historia los desilusionamos, les transmitimos que su emoción no es adecuada y seguramente, si encima leemos a regañadientes, les estropeamos una experiencia que tendría que haber sido muy hermosa.

Este tema no ha acabado, en el siguiente seguiré explicando cómo leer un cuento en voz alta, que aspectos cuidar y qué beneficios obtienen los niños de esta experiencia compartida.

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