Fallece un bebé de cinco meses mientras dormía la siesta en la guardería

Fallece un bebé de cinco meses mientras dormía la siesta en la guardería
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Hemos conocido la terrible noticia de la muerte repentina de una bebé de cinco meses en una guardería de Gijón. Los hechos ocurrieron el pasado viernes 5 de mayo en torno a las 15:00 de la tarde, cuando los bebés dormían la siesta.

Según se ha informado, diez minutos después de echar a dormir a la niña, una de las cuidadoras se percató de que su piel tenía un color morado y estaba inconsciente. Inmediatamente comenzó a realizarle las maniobras de reanimación cardiopulmonar, al tiempo que se avisaba a los servicios de emergencia.

Cuando los sanitarios llegaron a la guardería trataron de reanimar a la bebé durante media hora, pero nada se pudo hacer por salvar su vida.

Los padres fueron avisados de lo sucedido, así como la Policía Judicial que tomó declaración a la directora de la guardería y las cuidadoras. Aunque por el momento se desconocen las causas que han provocado el fallecimiento de la bebé, todo parece apuntar a una muerte súbita o un fallo cardíaco.

Según medios locales, los padres que llevan a sus hijos a la misma guardería han afirmando estar profundamente consternados y dolidos por lo ocurrido, como también lo están las trabajadoras del centro.

Muerte súbita del lactante

Como decimos, las causas del fallecimiento del bebé aún se desconocen, aunque la muerte súbita es una de las hipótesis que se barajan.

El síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) es el fallecimiento repentino e inesperado de un bebé menor de un año (lactante), aparentemente sano y en el que no puede encontrarse la causa tras investigar detenidamente el caso. Suele suceder durante el sueño, y es la causa más frecuente de muerte en bebés entre el primer mes y el año de vida en países desarrollados.

Según las estadísticas, la muerte súbita del lactante es un fenómeno infrecuente, pues la tasa en menores de 12 meses es de 0,5 por cada 1.000 nacimientos, y por encima de los 12 meses se sitúa en 0,9 por cada 100.000 niños. 

A pesar de múltiples investigaciones, no sabemos con certeza por qué se produce, aunque sí están bien estudiados algunos factores de riesgo y factores que pueden ser protectores


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