Quizá en España nos quejamos de que hay una baja natalidad o que nuestra población puede sufrir en un futuro un retroceso. También sabemos que gracias a la inmigración tenemos casi asegurado el crecimiento demográfico pero, ¿y en los países de donde provienen los extranjeros?
Tomamos como ejemplo a la comunidad rumana, durante los últimos 15 años no han dejado de fluir inmigrantes de ese país a España u otros países europeos, el resultado es que en este periodo, la población de Rumanía se ha reducido en un millón de personas, en España son unos 450.000 y eso sin contar los que se encuentran de forma ilegal. Otro dato consecuencia de esta situación es la reducción del índice de natalidad situándose en 1,3 niños por mujer. A esta situación podríamos aplicarle el dicho “vestir a un santo para desvestir a otro”, en nuestro caso, en España la situación ha mejorado, sin embargo en Rumanía ha empeorado. Los expertos creen que se mantendrá esta disminución de población durante algunos años más.
Lo cierto es que si no ponen remedio, quizás en un futuro Rumanía se convierta en un país con serios problemas para garantizar el cambio generacional. La natalidad se encuentra decididamente asociada al nivel económico y laboral, al menos en los países europeos.