Hablamos con seis madres que tuvieron hijos con más de diez años de diferencia

Hablamos con seis madres que tuvieron hijos con más de diez años de diferencia
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Begoña Villacís, portavoz de Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid y seguramente la próxima candidata a alcaldesa de este municipio por el partido naranja (aunque aún falta confirmación), ha anunciado en rueda de prensa que está embarazada por tercera vez. Tiene 41 años y ya es madre de dos niñas, de 12 y 13 años.

Y entonces surgió la pregunta: ¿son muchos años de diferencia entre embarazos? ¿Serán muy distintas las vivencias para la madre entre una maternidad y otra teniendo en cuenta que la edad y la experiencia no son las mismas? ¿Cómo se lo tomaría el hermano mayor?

Así que decidimos entrevistar a otras mujeres que hubieran pasado por un caso similar y nos sorprendió comprobar que tener un hijo diez años o más después de que hubiera nacido su hermano, es más habitual de lo que pensamos. De hecho, no hemos tenido que buscar más allá de nuestro entorno más cercano. Tres preguntas y seis respuestas de diferentes madres.

Mamás diez

Aseguraba Begoña Villacís que el nuevo embarazo "me produce mucha ilusión y lo vivo con mucha alegría". Y añadió que:

"Estoy llena de energía, con un muy buen embarazo... Este año va a ser interesante para mí, y la oportunidad de tener un pequeño en casa me hace sentir muy afortunada, la verdad".

Además reconoce que tiene la suerte de tener una familia y compañeros de equipo que la apoyan mucho, aunque pasará una campaña "bastante liada". Si bien, ha recordado que sus dos embarazos anteriores le han pillado trabajando. "He compatibilizado, como muchas mujeres, maternidad y trabajo y espero volver a hacerlo".

Para Josefa, también madre de familia numerosa de Bienvenida (Badajoz) sus experiencias no fueron tan gratificantes. Después del nacimiento de sus tres hijas mayores, que se llevan dos años entre ellas, tuvo que esperar 14 años para tener en brazos a Óscar. "Entre ellos sufrí cinco abortos y el nacimiento de otro hijo que murió en el parto", explica.

Pero aún así, la madre de Carmen, Ana María, Toni y Óscar, reconoce que la espera de "un niño muy buscado y deseado", mereció la pena.

Y aunque no tenía la misma vitalidad con el pequeño que con las niñas (nació cuando ella estaba a punto de cumplir 44 años), la crianza no fue muy dura, ya que "en casa se vivió con mucha ilusión y conté con la ayuda de mis hijas".

Y esa ilusión de la que habla, es la misma que manifiestan el resto de las mamás con las que hemos hablado, aunque la energía no sea la misma, por la diferencia de edad entre un hijo y otro.

Diana González, madre de Sonia y Raquel

Diana se quedó embarazada de Sonia con solo 19 años, y reconoce que sus abuelos (y concretamente su madre) la ayudaron mucho en la crianza.

"Yo aún estaba estudiando en la Universidad, así que mi madre venía todos los días al salir del trabajo para atender a Sonia para que yo pudiera ir a clase por la tarde, y los fines de semana, su padre se encargaba de casi todo, para que yo pudiera estudiar".

Así que cuenta que cuando se casó de nuevo, después de divorciarse de su primer marido, y decidió tener un bebé, "ya había cumplido 40 años y tenía mi vida profesional bien organizada". Sonia tenía 17 años el día que nació su hermana pequeña.

¿Cómo fue volver a empezar con un bebé?

Asegura que "fue diferente a como me lo había imaginado, porque me hacía mucha ilusión dedicar todo mi tiempo a mi hija, ya que por desgracia no había podido hacerlo con la mayor".

Sin embargo reconoce que no todo era tan idílico:

"Me sentía muy cansada, con la niña todo el día enganchada al pecho (a la mayor no se lo di) y muy sola en mi maternidad. Su padre trabajaba de día y viajaba, vivíamos lejos de los abuelos y nuestros amigos ya no tenían niños pequeños".

Pero la ilusión y el amor puede con todo:

"Me encantaba observar a mi pequeña mientras dormía a mi lado en la cama, o cómo me miraba mientras la daba el pecho, o la ternura con la que su hermana la cogía en brazos"

¿Cómo es ser madre en etapas de la vida tan diferentes?

"Pues es también muy distinto", reconoce.

"Cuando nació mi primera hija yo era muy joven, inexperta, y hacía caso a todo lo que me decían los mayores. Con la pequeña, era más madura, pude disfrutar de la baja de maternidad y dedicarle mucho más tiempo, estar más tiempo con ella".

También asegura que se involucró más en su educación y en el día a día, a medida que fue creciendo:

"Con Sonia fue su padre quien se encargó de buscar guardería y elegimos el colegio público que estaba más cerca de casa. Con Raquel, recorrí diferentes colegios hasta dar con el adecado, porque ya tenía claro cómo quería que fuera su educación".

Además explica que acompañarla al colegio a diario le dió la oportunidad de conocer a otras madres, hacer nuevos amigos, que además eran más jóvenes, "por lo que sin querer, rejuvenecíó".

¿Cómo se tomó la hermana mayor el nacimiento?

"Sonia ha sido y sigue siendo una segunda madre para Raquel", asegura su progenitora. De hecho, ahora que ya vive con su pareja en otra ciudad, sigue pendiente de ella:

"Hablan todos los días, la pregunta por sus amigos, sus estudios, sus problemas..., y viene a verla en cuanto tiene dos días libres de trabajo, aunque eso signifique meterse una paliza de kilómetros".

Diana asegura con orgullo que:

"Es maravilloso saber que si mi hija pequeña tiene algún problema tiene un adulto de confinaza a quien acudir, aunque no sean sus padres. Y siempre ha sido así: recuerdo que con 18 años, cuando todos los chavales piensan en sus cosas, ella la sacaba de paseo en su sillita con sus amigos y se ofrecía a quedarse por las noches de canguro para que pudiera salir con mi marido a cenar solos".

Ángeles, madre de Santiago y Ana

La situación de esta madre de Vigo es muy similar a la de Diana. Ella también fue madre de Santi cuando tenía 22 años y fue con su segunda pareja cuando decidieron ir a buscar un bebé. Y nació Ana, 18 años después de su primer parto.

¿Cómo fue volver a empezar con un bebé?

En su caso reconoce que fue un poco más duro y menos ilusionante el segundo embarazo porque tuvo una gestación complicada, con muchos dolores, sobre todo a partir del quinto mes.

Y duro también cuando ya nació Ana "porque tienes tu vida organizada de una forma y debes cambiarla de nuevo con la llegada de un bebé".

Cuenta Ángeles que trabaja en un hospital y que cuamdo su hija nació Santi tenía 18 años, así que "era muy independiente y yo ya disfrutaba de libertad para quedar a comer con mis amigas, por ejemplo".

El nacimiento de la pequeña, explica su madre, supuso un cambio de rutina total: "del trabajo a casa y de casa al trabajo, porque la cuidadora se iba en cuanto yo llegaba".

Y eso que, según reconoce, "tanto mi marido como mi hijo colaboraron en sus cuidados cuando estaban en casa". Pero ante todo señala que:

"Tener un bebé en casa era una gozada para todos. Ana siempre ha sido divertida y buena, por lo que la experiencia es muy positiva".

¿Cómo es ser madre en etapas de la vida tan diferentes?

"Muy distintas", nos explica Ángeles. "La primera vez era más joven y la segunda más madura, pero también con el mayor tenía más vitalidad y con la niña más paciencia". Reconoce que:

"Cuando tienes tu segundo hijo y además a una edad avanzada, te tomas las cosas con más calma, eres más consciente de lo que es importante y lo que no, y no acudes a urgencias con el corazón en un puño cada dos por tres. Pero tampoco tienes la misma energía para jugar con ellos".

¿Cómo se tomó el hermano mayor el nacimiento?

Explica Ángeles que cuando Santi se enteró de que iba a tener un hermano, no quiso saber nada del tema pero que en cuanto nació Ana, se volcó con ella:

"Estaba pendiente constantemente de la pequeña, nos pedía que la cuidáramos para que no la pasara nada, que la vigiláramos bien porque era muy guapa y nos la podían quitar..., y eso con 18 años, cuando suelen ser más egoistas por naturaleza".

La orgullosa madre explica que siempre se han llevado de maravilla los dos hermanos y "Santi ha cuidado y cuida de Ana como si fuera un tercer padre. Incluso ahora que vive fuera, viene a visitarnos siempre que puede. Es una relación muy bonita".

Carmen Parra, madre de Carmen y Belén

A pesar de la diferencia de años, esta madre explica que su hija pequeña fue muy buscada, porque "no queríamos que Carmen no tuviera un hermano".

Pero encontrar el momento, asegura que era complicado porque "nunca veíamos el momento. Mi marido y yo teníamos dos restaurantes y estábamos hasta arriba de trabajo".

Aún así, a los 35 años, diez años después de nacer su hija mayor, Carmen decidió quedarse embarazada y nació Belén.

¿Cómo fue volver a empezar con un bebé?

"Cuesta al principio, no lo voy a negar", pero también reconoce que después no fue tan complicado, pues "ya tenía una experiencia de papillas, vacunas, etc.".

Pero el carácter de los dos bebés eran muy diferentes, explica Carmen, así que:

"En general resultó más fácil cuando era madre primeriza, porque mi hija pequeña era más inquieta, no comía, no dormía... Era un estrés contínuo, mientras que su hermana era una Santa".

Eso sí, también reconoce que "de todo se sale" y que aunque la vuelta al trabajo fue complicada y muy temprana, contó con ayuda.

¿Cómo es ser madre en etapas de la vida tan diferentes?

Como ha comentado antes, Carmen asegura que en su caso la experiencia resultó al revés de lo esperado: "fue más sencillo la primera vez".

Además, también el segundo parto "lo afronté con mucho miedo porque en el primero lo pasé fatal. Sin embargo, el nacimiento de la pequeña resultó mucho más fácil y a los 15 días ya estaba trabajando".

¿Cómo se lo tomó la hermana mayor?

Asegura la mamá que su hija Carmen (se llaman igual) nunca vió el nacimiento de su hermana como algo negativo, sino todo lo contrario:

"Me ayudó desde el inicio y siempre que la necesité, cuidándola como una segunda madre. En ningún momento existieron celos. Siempre ha sido una niña, y es una mujer, muy conformista".

María Jesús, madre de María Jesús y Javier

Madre e hija

Esta madre valenciana tuvo a sus dos hijos con once años de diferencia. Reconoce que su segundo embarazo fue una sorpresa, ya que su marido trabajaba fuera y no querían tener otro hijo hasta que él regresara a casa. Pero la situación se alargaba demasiado y decidieron que dejara de tomar la píldora así que "aunque no fue un embarazo buscado, tampoco se evitaba de forma activa".

¿Cómo fue volver a empezar con otro bebé?

Reconoce que la experiencia de la maternidad fue muy bonita "ya que se saborea más el segundo hijo que el primero y más cuando eres más mayor, pero físicamente fue muy pesado".

María Jesús nos explica que los baños de su bebé se le hacían cuesta arriba "porque sufría dolores de espalda" y que se trató de una crianza casi en solitario pues "solo me levantaba yo por las noches (llorar, biberones...) y físicamente fue muy cansado".

Pero también asegura que, por otro lado, "me rejuveneció" y como se quedó dos años en casa tra sel nacimiento de su hijo pequeño "me hizo salir mucho a la calle, a la guardería... En definitiva: estar más activa para salir a un lado y a otro". Y,

"Volví a hacer nuevas amistades con los padres de los niños de la edad de mi hijo".

Además, explica esta mamá valenciana:

"Pasé de vivir sola con mi hija a estar cuatro en casa, por lo que los cambios no se debieron solo al bebé sino también a las circunstancias".

¿Cómo es ser madre en etapas de la vida tan diferentes?

Así nos lo cuenta María Jesús:

"Ser madre a los 38 es más bonito que a los 27, se saborea más por la experiencia que tienes. También influyeron mis circunstancias: con la primera estaba sola en una ciudad que no era mía, con mi familia lejos, y no tenía apoyo del que era mi marido. Con el segundo ya estaba en mi ciudad y tenía cerca a mis hermanas, a mi padre... Era muy diferente".

¿Cómo se tomó la hermana mayor el nacimiento?

"Con mucha alegría, pero también con parte de celos", reconoce María Jesús.

"Estaba feliz, porque quería tener un hermano y ya pensaba que no iba a llegar. Lo cuidaba y lo quería muchísimo. Pero al mismo tiempo, dejó de estudiar y empezó a sacar malas notas para llamar nuestra atención".

Pero esta mamá también recuerda como un día a la niña "se le cayó al suelo su hermano y lo pasó fatal, tenía pánico a que le hubiera ocurrido algo".

"Le protegía mucho y los celos se terminaron pasando".

Mari, madre de Sonia y Sara

Sonia tenía trece años cuando Mari y su marido se enteraron de que iban a ser padres por segunda vez. "No era algo planeado, sino un fallo anticonceptivo, –nos explica Mari- porque Sonia había nacido con problemas y estaba siendo muy duro criarla, así que teníamos miedo repetir la experiencia".

Aún así, reconoce que:

"Cuando descubrimos que estaba embarazada decidimos seguir adelante. No tenía por qué suceder de nuevo un problema en el parto, y además con Sonia éramos también muy felices".

¿Cómo fue volver a empezar con otro bebé?

"Una mezcla entre miedo y felicidad", explica esta madre madrileña.

"La niña era tan perfecta y los reconocimientos médicos iban tan bien, que teníamos miedo de que en cualquier momento el pediatra nos alertara de que la pasaba algo".

Pero los meses fueron pasando, relata Mari, y "nosotros, los tres, disfrutábamos con el bebé. Ni a su padre ni a mi nos importaban las noches sin dormir para darla el biberón o los cambios de pañales".

¡Éramos muy felices porque la niña estaba sana!

¿Cómo es ser madre en etapas de la vida tan diferentes?

Explica Mari que quizás su experiencia no se parezca a la de otras madres, porque su situación era algo especial.

"Estaba muy ilusionada en el embarazo de Sonia, porque todo marchaba bien y no me imaginaba en absoluto que hubiera a aparecer algún problema. Pero luego, sus primeros años, fueron médicos, urgencias, pruebas, visita al colegio...".

Sin embargo con Sara, todo fue distinto:

"El miedo me persiguió durante toda la gestación e incluso durante los primeros meses de su vida. Pero en cuanto nos convencimos de que estaba sana, me relajé y el día a día fue muy fácil. Además ella es tan buena...".

¿Cómo se tomó la hermana mayor el nacimiento?

"Creo que el nacimiento de su hermana fue muy beneficioso para ella. Dejamos de ser tan sobreprotectores y la dimos más libertad de movimiento", explica la madre de Sonia.

Pero además, "se convirtió en una niña más feliz, más sociable. Aunque su padre y yo temíamos los celos, nunca aparecieron y desde el primer momento entendió que yo tuviera que estar pendiente de su hermana pequeña".

Hoy Sara tiene cinco años y Sonia va a cumplir 18 y, "debido a su discapacidad intelectual (y también gracias a ella) -explica su madre- aún juegan juntas a las muñecas y se cuidan (a su manera) mutuamente".

"Cierto es que al ver lo bien que están mis hijas ahora, me arrepiento de no haberme quedado embarazada antes, pero también es cierto que estos años me sirvieron para dedicarme en exclusiva a la mayor, y darle todos los cuidados y atención que necesitaba y se merecía",

concluye Mari, madre de Sonia y Sara.

Fotos | iStock

En Bebés y Más | Somos madres, pero también tenemos aspiraciones personales y no debemos sentir culpa por ello, ¿Y si empezamos por ser más tolerantes con otras madres?

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