Mis consejos navideños: Pistolas y cañones

Mis consejos navideños: Pistolas y cañones
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Estamos ya pensando en los regalos navideños y uno de los más habituales son los juguetes bélicos, que no todos los padres quieren que entren en su casa. Pensando en ellos y en las pistolas y cañones es este segundo de mis consejos navideños, para ayudarles a enfrentar las críticas y actuar si no son respetadas sus opiniones.

Para esos papás y mamás que no quieren que sus hijos reciban juguetes bélicos estas Navidades y para quien los quiere regalar piensen lo que piensen los padres, he aqui algunos consejos más.

No quiero pistolas ni cañones

Yo misma, cuando mi hijo era pequeño, no quería que le regalaran pistolas, ni cañones. Lo que tuve que escuchar daría para escribir un libro y no un post, pero seguro que todos entendéis que las críticas, por actuar en contra de lo que hace la mayoría, os van a caer seguro. No vamos a entrar ahora en analizar si es bueno o no que un niño juegue con pistolas, sino en como llevar una situación sobre estos juguetes si no os gustan.

No voy a entrar en valorar ni juzgar la decisión de cada familia pues estoy segura de que todos los padres tienen derecho a elegir la educación que reciben sus hijos siempre que esta aliente valores de tolerancia, respeto e igualdad.

Cuando somos respetuosos con los demás es complicado explicar una postura sin que otro se sienta atacado y, en cuestiones de crianza, es casi inevitable que el oyente piense que lo juzgamos. Por eso, cuando explicamos que no queremos pistolas ni cañones para un niño pequeño el que si las regala tenderá a sentir que pensamos que lo hace mal si el si las regala a los suyos.

Establece límites a quien te juzga

Mi consejo es este: no des muchas explicaciones morales, psicológicas o educativas sobre tu decisión. Las explicaciones son una trampa y raramente quien las pida de verdad querrá comprendernos. Ya se que es complicado no dar explicaciones, pero seguro que podéis percibir si el oyente nos las pregunta con ánimo de refutación o de comprensión.

Los primeros no las necesitan ni las merecen. Es como todo: la teta, el sueño, el castigo, la alimentación... son cuestiones en las que nadie debería meter sus narices sin ser invitado y las forma en la que educáis en la Paz es algo que no compete a nadie.

Apliquemos a esto el mismo propósito que os animé a aplicar en el tema de los chantajes: poner límites con asertividad y dejando, cuanto antes claro que los padres vamos a tomar las decisiones y que solo cuando pedimos una opinión es que queremos escucharla.

La mayoría de los adultos no han recibido una educación adecuada y no saben respetar al otro. No os aseguro que no vayáis a tener que discutir, pero mi experiencia dice que más que explicaciones quien os cuestiona necesitará límites. En mis consejos navideños va a ser este un motivo repetido ya que las Navidades, con su componente de reuniones familiares, son precisamente una época muy propicia a este tipo de conflictos.

Autoevaluación

Realmente no puedo afirmar que los niños que juegan con pistolas van a ser más violentos a la larga, pues la agresividad y el paso a la violencia dependen de muchos factores, pero sigue pareciéndome que esos juegos no deben ser fomentados, aunque tampoco evitados.

La mayoría de los niños van a jugar a batallas tarde o temprano, pero el ser conscientes de la muerte y de lo que un arma hace debería ser previo a la entrega de un juguete que represente esos actos. No hay una edad en la que dejar las normas, todo dependerá de que podamos observar la evolución de nuestros hijos y su actuación en otras áreas. Sed capaces de autoevaluar vuestras posturas y analizar a vuestro hijo.

Haz una lista de regalos y evita los problemas

Si nuestra postura es clara y no vamos a permitir que el niño reciba un regalo que consideramos inadecuado mi consejo es no dejar en el niño la decisión del momento ni hacerle pasar un mal trago por rechazar un regalo que han recibido o escondérselo después.

Cuando el niño recibe un regalo que consideras inadecuado habrá un momento de tensión, pero si lo hay, no debe ser el niño el que sufra. Hay que hablar con la persona en privado, no ante el niño, sobre todo si hablamos de un familiar a quien le une el amor. Tampoco debemos criticarlo a sus espaldas, aunque podría llegar a ser necesario explicarle al niño las razones de nuestro rechazo al juguete, al juguete, no a la persona.

Pero si el niño recibe el juguete, tampoco os voy a aconsejar arrebatárselo sin más al llegar a casa. Aunque os remueva por dentro vale más distraerlo y no quitarlo de su vista inmediatamente. La verdad es que yo he pasado por esas situaciones con mayor o menos éxito, poniéndome cabezona muchas veces y, con los años, aprendiendo a que no discuten dos si uno no quiere.

Sed más listos y evitad el conflicto abierto y el disgusto del niño: mandad una carta con una petición concreta a los familiares para que sepan que le tienen que regalar. Os vais a evitar muchas discusiones y, sobre todo, a quien más importa, vuestro hijo, un momento difícil e innecesario.

Mañana sigo con mis consejos navideños de mamá poco navideña. Os voy a intentar ayudar a sobrellevar con ellos los conflictos más habituales en una época del año tan hermosa con llena de tensiones. Ya me diréis si os van a servir.

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