Pensando en montar una oficina de objetos perdidos

Pensando en montar una oficina de objetos perdidos
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Cuando nuestros hijos son bebés son tremendamente dependientes, tanto que en muchas ocasiones nos sorprendemos deseando que crezcan un poco para que gateen y caminen y empiecen a coger algo de autonomía.

Todo es cuestión de tiempo y esos momentos llegan, sin embargo junto a esa autonomía aparecen las ansias de explorar lo inexplorado y empiezan a tocar todo aquello que esté a su alcance, abriendo, cerrando, metiendo, sacando y moviendo de sitio...

Es fácil encontrártelos vaciándote el bolso o haciendo el inventario de los cacharros de la cocina, es fácil también verlos caminar con algo en sus manos que no te gustaría perder y también es habitual darte cuenta, cuando más lo necesitas, que ese algo no está donde esperabas.

Es por esta razón que estoy pensando, muy seriamente, en montar una oficina de objetos perdidos en mi casa, por si sirve de algo.

Las llaves del coche

No sé a vuestros hijos (supongo que también), pero a mis hijos y sobretodo a Aran, siempre les han chiflado las llaves del coche. Eso de apretar un botoncito y ver como una pieza metálica se abre disparada debe ser alucinante para ellos, así que me lo encuentro a menudo con ellas en la mano (las tengo en el bolso que suele estar a su alcance - y si no lo está se lo alcanza él) y son ya varias las ocasiones en que he querido irme y al meter la mano en el bolso me he dado cuenta de que ahí no están.

Entonces es cuando me veo buscando por toda la casa, dirigiéndome a sus rincones favoritos (tiene un par de lugares habituales donde tiende a dejar las cosas que consigue, algo así como su "hormiguero") y finalmente preguntándole a él si no las veo: "Aran, ¿dónde están las llaves del coche? ¿Dónde las has dejado?"

Entonces se pone nervioso en plan "te he entendido, papá, yo sé dónde están, ¡sígueme!" y me lleva allí donde hay unas llaves, las que sean...

Finalmente acaban apareciendo, pero en más de una ocasión he acabado saliendo de casa con la llave de repuesto y los nervios en el cuerpo por el "dónde demonios estarán".

El teléfono móvil

El teléfono móvil es otro de los grandes desaparecidos. Habitualmente no hay demasiado problema porque, cuando no aparece, te llamas con el teléfono fijo y todo solucionado. El problema viene cuando, por la razón que sea, te ha dado por silenciarlo y llega a sus manos antes de que lo remedies.

De nuevo te ves rondando por toda la casa en busca esta vez del teléfono móvil, buscando bajo el sofá, entre los cojines, entres sus juguetes... que se lo digan a mi mujer, que estuvo cerca de dos semanas sin teléfono y, cuando ya íbamos a comprar otro, apareció por arte de magia en la búsqueda rutinaria de otro elemento perdido.

La llave USB

A los niños les encanta conectar y desconectar cables (siguiendo con lo ya comentado que tanto les gusta como es el abrir, cerrar, meter, sacar, ...) y una de las conexiones de más exito es la USB. Los ordenadores cuentan con varias y siempre están bastante disponibles, así que desconectar y conectar es una maravilla que pocos valoran.

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Puedes conectar, desconectar, llevarte lo desconectado a otro puerto, conectarlo a otro ordenador, guardártelo un rato y conectarlo después de unos minutos o incluso unas horas y yo, que suelo llevar los archivos de uso común en mi llave USB y que no siempre me acuerdo de extraerla cuando acabo de hacer algo, padezco esta afición infantil cuando, en el momento de ir a hacer algo observo resignado que ha desaparecido.

Entonces tengo que rodear el portátil con la mirada por si ha sido conectada en otro puerto y seguidamente observar el resto de puertos en los otros ordenadores (puede estar conectado en el portátil que utiliza mi mujer o en el ordenador que tenemos a modo de reproductor de medios). De no ser así el siguiente sitio donde buscarlo es el bolsillo central de su jersey (tiene dos jerseys estrella, con bolsillo central al que se accede por ambos laterales, donde puedes encontrar llaves, el USB, trozos de chocolate, algún juguete pequeño o alguna parte de algún juguete pequeño, cacao de labios con signos evidententes de haber vivido etapas mejores, fotos de carnet que ha sacado de la cartera que podría estar también en paradero desconocido y un largo etcétera) y lo siguiente sería acudir a los mencionados "hormigueros".

Otros objetos

He puesto los ejemplos que en mi caso son más habituales, las llaves del coche (a veces también las de casa), el teléfono móvil y la llave USB. Sin embargo son muchos los objetos que en un momento u otro desaparecen porque tu hijo ha estado un rato con ellos. Así a bote pronto recuerdo el mando a distancia de la televisión, la cámara de fotos de mi mujer, la batería de otra cámara de fotos, la cartera, las gafas de sol, que suelen hallarse con cientos de huellas dactilares (ya que robas disimula al menos, ¿no?) y seguro que más cosas que ahora mismo no recuerdo.

La oficina de objetos perdidos

Pues lo dicho, estoy pensando en montar una pequeña oficina de objetos perdidos en mi propia casa, por si acaso Aran entiende su funcionamiento y empieza a llevar ahí todo aquello que pierde.

No sé si tendré mucho éxito porque, conociéndole, es capaz de desmontarla y desvalijarla y obligarme a montar una nueva oficina de objetos perdidos para tratar de encontrar la anterior oficina de objetos perdidos.

Foto | PhotographyByPaul, crimfants en Flickr En Bebés y más | Dejadme sacar las cosas de los cajones, Guía de regalos no oficial para niños de hasta 2 años (I) y (II), Para que luego digan que los niños no ayudan

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