Blue School en Nueva York: la escuela dónde se aprende experimentando

Blue School en Nueva York: la escuela dónde se aprende experimentando
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En Nueva York hay una escuela llamada Blue School que ya querría yo para mis hijos. Es de titularidad privada, y la ratio de alumnos por aula está en torno a los 15 niños, que pueden tener asignados dos docentes actuando como facilitadores (todo un lujo).

Esto se puede encontrar también en nuestro entorno (me refiero a la ratio): centros rurales, escuelas privadas. Pero lo que más me ha llamado la atención de verdad es que parecen haber construido un modelo educativo digno de los niños, quienes - como ya sabemos - quieren aprender de la vida, y disfrutar con sus vivencias.

Esta escuela ha sido creada por un grupo llamado ‘Blue Man’, integrado por artistas de arte experimental. Como parte de un proceso natural se propusieron crear una fórmula especial para plasmarla en una organización dónde las personas estuvieran siempre creciendo y aprendiendo. Los inicios de este colegio tan particular están en el año 2006, y actualmente se imparten las enseñanzas de Educación Infantil y Primaria, aunque desde el año 2015, incorporarán la llamada ‘Middle’ (el equivalente a ESO). En Blue School la creatividad va por delante, y buscan su desarrollo desde todas las actividades y programas que allí se desempeñan; y cuando allí hablan de creatividad, se refieren exactamente a la capacidad individual de creación. Por ejemplo se deja a los niños tener ideas originales, y además llevarlas a cabo proporcionándoles las herramientas necesarias.

Este modelo tiene una clave que me ha gustado mucho, y en la que creo firmemente: los niños aprenden mediante las preguntas y a través de la experimentación (esto último ya decía Sócrates que debía ser así), de manera que conocen sin imposiciones, y descubren en función de sus intereses. Así que imagino que no se busca que todos los alumnos consigan los mismos resultados, sino que aprendan y desarrollen su potencial.

Y por esto que os acabo de contar, es por lo que los espacios comunes están concebidos para experimentar y descubrir: un ‘construction lab’, una sala de preguntas, un ‘media lab’, etc.

Ni que decir tiene que en la ‘Escuela Azul” hay obras de Arte por todos los sitios

Escuela Laboratorio

Tantos ‘lab’ tienen una explicación, Blue School está considerada como la única escuela laboratorio de Nueva York, y este concepto tiene su origen en dos filósofos (Dewey y Parker). De esta forma las cuestiones académicas están integradas en las propuestas o soluciones creativas desarrolladas por los alumnos.

Por si alguien le surge la pregunta, diré que los alumnos si que tienen un seguimiento individualizado, lo que ocurre es que no se les valora numéricamente como hace la escuela más convencional. E incluso de alguna forma adquieren la práctica de completar exámenes, pero no hay notas.

En el fondo hay una intención de que los pequeños estén satisfechos; y además se consigue el objetivo de que aprendan a colaborar y adaptarse a diferentes circunstancias (algo que, sin duda, les vendrá muy bien para el futuro)

Creatividad, y más

Si se presta atención al desarrollo creativo del alumnado, también se hace lo propio con las emociones, puesto que se integran en las relaciones dentro de la escuela, porque (según sus responsables), es impensable que los niños las dejen en la puerta (como quien se quita la chaqueta o cuelga el paraguas).

Estas pequeñas (las califican así, aunque desde mi punto de vista son grandes logros) ideas, marcan la diferencia respecto de la Escuela Pública. Pero es que el distintivo se encuentra ya en la propia filosofía de la escuela, ya que si la forma de funcionar es diferente, también lo son los conceptos que la mueven.

En este colegio se admite la participación (pero de verdad) de los padres; y también hay actividades extraescolares como taller de creación de video juegos, clases de chino, etc.

Pero claro, nunca llueve a gusto de todos, así que el testimonio de algunos padres que han sacado a sus hijos de allí, debido a que los resultados no concordaban con las expectativas que se tenían. He leído alguna declaración de padres de niños en segundo de Primaria argumentar que sus hijos no sabían leer. Es difícil estar preparado para asumir que los intereses se desarrollen de forma natural; precisamente el cálculo y la lectura son aprendizajes que aunque no se impongan se acaban adquiriendo, aunque ocurra más tarde que en la media de la población estudiantil (pero ocurre).

He leído que en el consejos de asesores de creación de la escuela estuvieron Ken Robinson y Daniel Siegel, conocido por el desarrollo de teorías sobre la implantación de la educación emocional en las escuelas.

Para finalizar, me gustaría puntualizar que como afirma María Ascaso, puede que vaya siendo hora de romper con los paradigmas en los que se basa la Educación, porque dado que todo a nuestro alrededor está cambiando continuamente, es más que conveniente apostar por una revolución educativa.

Me queda felicitar a los responsables de este tipo de iniciativas, que aunque sea muy poco a poco van encontrando su lugar en el sistema educativo. En España tenemos Andolina, Liberi, y otras muchas escuelas también basadas en la experimentación y la participación activa de alumnos y familias.

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