¿Cómo actuar cuando los niños sufren un traumatismo craneal?

¿Cómo actuar cuando los niños sufren un traumatismo craneal?
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Supongo que, como a mí, los golpes en la cabeza que se den vuestros hijos, os preocuparan por la posibilidad de que ocurra una lesión cerebral, en este sentido se lo angustiosos que resultan los momentos después de que haya ocurrido un accidente de este tipo.

Hemos encontrado en la sección En Familia de la AEPED unas recomendaciones acerca de “lo que se debe vigilar en un niño que ha sufrido un traumatismo craneal”, y os las traemos junto con aportaciones de otro texto en la misma sección y elaborado por la Sociedad Española de Urgencias Pediátricas.

Sin embargo nunca debéis olvidar que es el profesional sanitario el que debe realizar las exploraciones y curas pertinentes, así como ofrecer consejos a los papás del niño accidentado. En cualquier caso creo que a todos nos pueden venir bien la información y recomendaciones que a continuación os mostramos.

Qué síntomas puede tener mi hijo tras un traumatismo craneal?

En general sólo tendrá dolor en la zona del golpe y no precisará recibir atención sanitaria. Pero si tiene vómitos, pérdida de conciencia o somnolencia, visión borrosa, dolor de cabeza, irritabilidad, alteraciones del habla, la marcha o la coordinación, aunque muchos de estos síntomas pueden ser pasajeros, se ha de buscar asistencia médica urgente. Si se sospechan lesiones importantes no se debe mover al niño, en especial su cuello si sospechamos que se ha producido lesión en la columna cervical.

La importancia de cualquier traumatismo craneal viene determinada por la posibilidad del daño cerebral asociado. Los niños menores de un año tienen más riesgo de tener lesiones cerebrales. Además, no pueden expresar muchos de los síntomas ni explicar las circunstancias de lo ocurrido. Algunos de los traumatismos craneales más graves que se producen en este grupo de edad son consecuencia de malos tratos propinados por sus cuidadores. La mayoría de los traumatismos sólo producen lesiones en la superficie de la cabeza como hematomas (chichones), heridas y dolor en la zona del golpe

Orientaciones para realizar la vigilancia

Después de un golpe fuerte en la cabeza, tras la valoración inicial del pediatra, un adulto responsable debe acompañar al niño en todo momento, y debe evaluar cada 2-3 horas (y durante 24 / 48 horas) la presencia de los siguientes signos. Ante su aparición, o el empeoramiento del estado general se ha de acudir urgentemente a un Servicio de Urgencias:

  • Somnolencia excesiva, dificultad para despertarle. (Pese a esto, no es necesario mantener al niño despierto si es hora de dormir, bastará con comprobar si se despierta con facilidad).
  • Confusión, desorientación.
  • Llanto persistente, irritabilidad.
  • Dolor de cabeza mantenido o de gran intensidad.
  • Pérdida de conciencia.
  • Convulsión.
  • Debilidad o adormecimiento de cualquier miembro.
  • Alteraciones visuales, asimetría en el tamaño de las pupilas.
  • Aparición de sangre o de un líquido por la nariz o los oídos.
  • En general, ante cualquier síntoma o signo que considere anormal o le preocupe.
Técnicamente se define como traumatismo craneoencefálicocualquier alteración física o funcional producida por fuerza traumática externa que ocasione un daño físico sobre el encéfalo (por ejemplo el cerebro) o alguna de sus cubiertas (huesos del cráneo, etc.). En térmicos coloquiales, viene a ser un golpe fuerte en la cabeza

Los traumatismos craneales constituyen un accidente muy frecuente en la infancia. En su mayoría no acarrean consecuencias relevantes, pero en ocasiones el traumatismo puede ser grave, especialmente en los más pequeños. En éstos, la causa más frecuente son las caídas accidentales, desde un sitio elevado (cambiador, sillita, cuna…) o bien desde su propia altura al suelo, en los niños que ya han comenzado a caminar. Los siguientes en frecuencia son los que tienen lugar como consecuencia de los accidentes de tráfico.

Tras un golpe en la cabeza, y – además – de la vigilancia, pueden ser útiles estos consejos que desde la AEPED nos ofrecen.

  • Mantener al niño en un ambiente tranquilo y silencioso.
  • Si tiene algún tipo de hematoma en la cabeza, aplicarle frío local.
  • Levantar un poco la cabecera de la cama.
  • Ofrecer líquidos fríos en pequeñas tomas para no favorecer los vómitos.

Nuestro papel como padres pasará por mantener la serenidad suficiente como para llevar a buen término nuestra actuación, esto no es fácil pero es necesario mantener la calma.

Imagen | one tiny spark
Fuente | En Familia , SEUP

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