Cuando leo que 305 millones de niños son víctimas del trabajo infantil se me ponen los pelos de punta, no soy capaz de pasar por encima de esta cifra sólo para no sumar una preocupación más a mi mente. En realidad creo que ningún padre o madre debería mirar a otro lado sabiendo que niños como los suyos están siendo utilizados para saldar deudas familiares, ayudar a sus padres, o aumentar los beneficios de una empresa.
Mi padre tuvo que trabajar cuando tenía ocho años, quizás este hecho haya aumentado mi sensibilidad hacia el tema, porque con esa edad un niño no debería asumir responsabilidades tan grandes… eso es saltarse la infancia.
Este año, el Día Mundial contra el trabajo infantil nos lleva a la realidad de niños que se ven obligados a realizar trabajos domésticos para terceros, especialmente expuestos a violaciones de sus derechos humanos fundamentales. UNICEF estima que casi uno de cada seis niños de 5 a 14 años están involucrados en trabajo infantil en el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 6,5 millones de niños en el mismo grupo de edad son trabajadores domésticos.
En todo el mundo, millones de niños trabajan para ayudar a sus familias, pero cuando los niños se ven obligados a las formas más peligrosas de trabajo, cuando se faltan a la escuela, cuando están en peligro y su salud y bienestar se deterioran, deben ser sacados de este tipo de situaciones
La OIT ha publicado un informe sobre trabajo infantil en el servicio doméstico y la protección de los trabajadores jóvenes de las condiciones de trabajo abusivas: millones de niños, en su mayoría niñas, están por debajo de la edad legal de trabajo, o trabajando en condiciones peligrosas o trabajos en circunstancias que equivalen a la esclavitud.
La realidad oculta del trabajo doméstico infantil
En muchos países, el trabajo doméstico infantil no es reconocido como una forma de trabajo infantil debido a la relación turbia que los une a la familia que los emplea, sostiene el informe. El niño “trabaja, pero no es considerado un trabajador y aunque vive en un ambiente familiar, él o ella no recibe el trato de un miembro de la familia”.
Esta “carencia de cuidado” familiar y jurídico encubre un “acuerdo de explotación”, que con frecuencia está caracterizado por largas horas de trabajo, ausencia de libertad personal y, algunas veces, condiciones de trabajo peligrosas. La naturaleza clandestina de su situación hace difícil su protección.
Se dice que los trabajadores domésticos se encuentran entre los más explotados y abusados, y porque muchos niños que trabajan como empleados domésticos también viven con sus empleadores, que les hace muy vulnerables al abuso sexual la violencia y la trata.
UNICEF apoya el Convenio 189 de la OIT sobre los Trabajadores Domésticos, aprobada en 2011. Fue un tratado histórico para las mujeres y niñas trabajadoras domésticas. Uruguay, Filipinas y Mauricio fueron los primeros en ratificarlo. Otros 20 países han iniciado el proceso.
Muchos niños apenas conocen la alegría de jugar. Su futuro y las perspectivas de la sociedad se mejorarían enormemente si tienen la ayuda que necesitan para desarrollarse, mantenerse a salvo y para que puedan convertirse en hijos de nuevo
Muchas personas creen que el fin del Trabajo Infantil es alcanzable, y a mí me gustaría ser una de ellas. Sin embargo, por encima de las buenas voluntades existen intereses económicos muy poderosos que (en algunos países) ven a los niños como mano de obra barata. Esta es la triste realidad, pero yo apuesto por la intervención de los Gobiernos para obligar a implantar políticas que impidan el trabajo de menores en la cadena productiva.
Y sobre todo apuesto porque entre todos seamos capaces de aumentar una conciencia social que nos lleve a rechazar la compra de productos que hayan sido elaborados o recolectados por manos de niños. Se trata solo de un pequeño paso, pero un pequeño paso que den muchas personas al mismo tiempo… eso sí sería un cambio.
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