Época de exámenes: ¿sabes cuidar la alimentación de tus hijos para que mejore su rendimiento físico e intelectual?

Época de exámenes: ¿sabes cuidar la alimentación de tus hijos para que mejore su rendimiento físico e intelectual?
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Ahora ya quedan muy pocos días para que finalice el curso, es el momento en el que los estudiantes están más cansados, y también en el que muchos alumnos de educación Primaria y Secundaria tienen exámenes finales.

Los padres queremos ayudar a los niños proporcionando condiciones favorables para el estudio, de forma que el esfuerzo de sus frutos, y nuestros hijos no se agobien en exceso. Pero ¿qué sabemos sobre la alimentación más adecuada para acompañar este esfuerzo intelectual?

Hoy se conoce que la calidad de la alimentación infantil no sólo tiene el objetivo de ayudar al organismo para que realice adecuadamente sus funciones, también puede influir en su conducta y en el aprendizaje. Crecer sano es alimentarse saludablemente, entre otros factores, ¿prestamos atención a este aspecto? Un niño que no esté bien alimentado (es decir, al que no se le proporcione una alimentación saludable y equilibrada), puede llegar a ser más lento en las tareas escolares, y tardar más en aprender las lecciones.

Dicen que algunos pensadores famosos, escogieron deliberadamente una alimentación vegetariana (ya sabéis que según los nutricionistas, las frutas y verduras tienen muchos nutrientes que nos ayudan física y psicológicamente), entre ellos Pitágoras, Platón o Einstein.

No considero el vegetarianismo un extremo, aunque tampoco es una opción válida para todos, la idea básica a trasladar, es que aumentar la cantidad de alimentos de origen vegetal es beneficioso para el rendimiento académico de los niños. Sin embargo en el colegio los niños están expuestos a modelos de consumo que no son nada recomendables: ¿quién no conoce a alumnos que llevan bollos, zumos envasados o galletitas para el almuerzo?, una vez que se ha establecido esta pauta durante la primera infancia, es mucho más sencillo seguirla cuando son adolescentes (menos control paterno, la cafetería del Instituto… ya sabéis).

Hace unos pocos años mis hijos decían que era demasiado estricta (al cole sólo bocadillos, frutas, tortitas de cereales, palillos de pan, y agua), ahora son un ejemplo para otros. En la alimentación diaria, sigo intuitivamente una regla a la que después le he puesto nombre gracias a Julio Basulto: ‘no negar, no ofrecer’, tratándose de ‘alimentos’ superfluos, o repletos de calorías vacías. Pero nuestra base son alimentos frescos que se cocinan, o aquellos muy básicos, para excepciones siempre hay tiempo, sin embargo no quiero que mis hijos se confundan, que ya lo harán dentro de unos años cuando el grupo los presione.

Comiendo antes examen

Volviendo a la relación de la alimentación con el rendimiento en los exámenes, los estudiantes comen mal (especialmente a partir de la Secundaria): suelen consumir grasas saturadas, o alimentos demasiado ricos en azúcar refinado o muy salados. De acuerdo que son fáciles de consumir, y de transportar, pero los padres podemos enseñarles la forma de llevar alimentos saludables cómodamente: una pieza de fruta, una zanahoria lavada y cortada en bastones dentro de un recipiente hermético, un botecito con almendras tostadas, un bocadillo pequeño (preguntadles de qué lo quieren para asegurar que se lo van a comer) Esto si hablamos del almuerzo, aunque también cuidaremos el resto de comidas.

El buen rendimiento físico e intelectual va acompañado de una dieta saludable y variada: frutas, verduras, cereales (parte de ellos serán integrales), legumbres, pescado, alguna ración de lácteos diaria, y otras proteínas de origen animal (moderadamente). Quitémonos de la cabeza eso de que el azúcar (extra) limenta las células del cerebro y facilita el estudio… el cuerpo transforma muchos de los alimentos básicos que tomamos en los azúcares que el organismo necesita, es el caso de los lácteos y los cereales), por lo tanto una chocolatina no va a mejorar los resultados de un examen.

Para beber lo mejor es el agua, en cualquier circunstancia, y no nos olvidemos de las tres comidas principales y (a poder ser) dos más ligeras a media mañana y media tarde.

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