No debemos pasar por alto la crueldad hacia los animales

No debemos pasar por alto la crueldad hacia los animales
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Jamás he sentido la necesidad de maltratar a un animal de otra especie, si siquiera cuando algunos de los amigos de mi infancia disparaban con perdigones a los pajaritos, o se empeñaban en cortar las colas de las lagartijas. Hubiera sido un acto que (aún sin experimentarlo) no me habría provocado placer, y al contrario me llenaría de frustración y sentimiento de culpa.

Hoy en día aún siento dolor cuando leo noticias relacionadas con la crueldad hacia otros animales, u observo signos evidentes de agresiones contra seres indefensos. Un disparo intencionado en el abdomen de un pequeño murciélago, un gato mutilado antes de encontrar la muerte, o un perro con el hocico precintado son sólo ejemplos de ello.

No soy quien para juzgar el comportamiento de otras personas, aunque nadie me va a arrebatar de manos la educación de mis hijos, y la posibilidad de que adquieran valores entre los que se encuentra el respeto hacia los demás. Las causas de que ocurran estos hechos son muy complejas, pero es más que obvio que una de las razones por las que un pequeño llegue a agredir a un animal ‘contra el que puede’ es que la víctima aún es más vulnerable que él mismo. ¿Qué es maltratar?, se considera como un acto orientado a hacer daño a otro ser vivo, daño físico o psicológico; con este acto el maltratador demuestra su poder frente al maltratado. Debemos diferenciar muy claramente una escena protagonizada por un bebé que estira las orejas de su mascota, de la visión de niños de ocho años lanzando piedras contra un perro, a todos se les debe explicar las consecuencias de sus actos, pero obviamente la actuación de los segundos es más que intencionada, pese a que saben el daño que hacen.

Maltratar a los animales es un acto de crueldad, ésta origina violencia, y una vez instaurada la última, muchas personas se vacunan con indiferencia, de manera que son capaces de tolerar dosis más grandes de violencia. Ocurre cuando se maltratan seres humanos y también cuando los golpes se dirigen a otros animales.

Si hay dos características que se repiten en los actos violentos son que la violencia es ejercida por aquellos que se creen superiores por razones de edad, jerarquía, posición social, etc.; y que repercute en el desarrollo saludable de la persona, ya que puede originar confusión, sentimiento de culpa o la creencia de que la integridad de los demás ‘está en sus manos’.

Somos humanos y ‘superiores’ a otros animales en la escala evolutiva (aunque viendo el rumbo que toma la Humanidad a veces es difícil creer esto), pero esto debería impulsarnos a ser capaces de comportarnos con respecto hacia los demás seres vivos, no a creernos con el derecho a agredirlos. Parte de nuestra lucha en pro de la eliminación de cualquier forma de violencia se debería encaminar a prevenir y tratar el maltrato animal.

Muchos niños están desbordados emocionalmente, y muestran crueldad contra los animales de manera sistemática como forma de manifestar su rabia por hechos que les están ocurriendo, en otras ocasiones no es más que el reflejo de una sociedad convulsionada y desorientada

Pero en cualquier caso, la prevención es necesaria desde la familia y desde la escuela, porque todos sabemos (aunque muchos no quieran reconocerlo) que maltratar animales contraviene las normas sociales, y que hay muchas personas que acaban tolerando con la misma naturalidad hechos crueles hacia otras especies, que agresiones a las personas. Debemos ayudar a los niños a adquirir y consolidar valores sólidos que les permitan un crecimiento saludable.

Por eso les explico a mis hijos que maltratar animales es intolerable, y siempre intento que tengan ocasión de expresar sus emociones cuando observan episodios de violencia contra otras personas o animales (pese a su corta edad, han observado acoso escolar de cierta gravedad, y han tenido noticias de animales lastimados por otros niños).

Me preocuparía que los niños dejaran de sentir empatía hacia otros animales, porque en ocasiones no es más que la antesala del desprecio por sus semejantes. Creo que la responsabilidad es de los adultos que tienen en sus manos la educación de los más pequeños.

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