¿Queréis saber cómo se hace un 'palo de lluvia'?

¿Queréis saber cómo se hace un 'palo de lluvia'?
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Construir instrumentos en casa es un entretenimiento muy divertido para hacer con los niños. Podemos un buen rato colaborando en su elaboración, y después sentirnos satisfechos del resultado, además de que después los niños seguro que presumirán delante de sus amigos.

Hoy os voy a explicar cómo se hace un ‘palo de lluvia o de agua’: se trata de un instrumento ideófono (casi la totalidad de su cuerpo es productor de sonido) de origen sudamericano (muy probablemente su uso se inició en la cultura maya.

Se llama palo de lluvia porque al oírlo creemos estar escuchando el repiqueteo de las gotas de agua sobre el suelo. Y si habéis tenido la ocasión de ver un auténtico palo de agua, os habrá impresionado su tamaño: son enormes. Y también son muy bonitos cuando son originales porque están hechos con troncos de cactus secos con las espinas ‘por dentro’ y rellenos de semillas

El proceso es un poco laborioso pero con niños de más de seis años se puede conseguir siempre que les ayudemos un poco. Yo les hice uno a mis hijos hace cuatro años y de nuevo este verano todos juntos lo hemos vuelto a elaborar (tienen casi nueve años, y seis).

Materiales que necesitaréis:

  • El tubo de cartón de un rollo de papel de cocina, escoged preferentemente uno de cartón rígido, un paquete de clavos finos que tengan unos dos centímetros (o dos y medio) de largo, un martillo pequeño, arroz y legumbres, cartulina, papel de colores, forro adhesivo, precinto transparente, cinta adhesiva, y cinta para decorar (opcional).

Además también utilizaremos tijeras, cola blanca y lápices de colores.

¿Cómo se hace el palo de lluvia?

Se necesitan unas dos horas para completarlo, pero no es nada complicado. En primer lugar se introducen los clavos a lo largo del tubo (por el exterior), si este último es duro necesitaréis un poco la ayuda del martillo, Deberéis dejar unos dos centímetros entre los clavos, recubrir toda la superficie del tubo, y procurar insertar algunos de ellos en diagonal para que se crucen por dentro.

El siguiente paso es sujetar los clavos para que no lastimen y no se muevan, para ello utilizaréis papel transparente adhesivo de forrar. Y después tapamos una de las aberturas en los extremos con una tapa de cartulina de color que sea circular pero con diámetro superior a la abertura, se pega bien con precinto transparente.

En este enlace podéis ver una foto para haceros la idea de cómo colocar los clavos, sólo que han utilizado palitos de madera (de los de brochetas), habiendo perforado previamente el tubo. A mí me gusta más el efecto sonoro que produce cuando se usan clavos metálicos.

Construyendo palo de lluvia

Por la abertura que aún nos queda ‘libre’ introducimos un puñadito de arroz y uno de soja verde (o judía mugo). También podéis poner garbanzos pero sólo si son muy pequeños (para que no queden enganchados entre los clavos), y alguna semilla grandecita como por ejemplo pipas crudas, pero el tamaño adecuado sería el de la soja verde (le da un sonido especial).

Es el momento de sellar la otra tapa y decorar el ‘palo por fuera’. Para ello podéis utilizar papel de regalo, imprimir dibujos que les gusten a los niños y colorearlos, realizar una composición con papeles variados (crespón, celofán de colores, charol, etc). La cuestión es que quede bonito, y para que también sea duradero los papeles se pegan al tubo utilizando cola blanca y este se vuelve a forrar con forro transparente.

Con cinta adhesiva de colores o cintas de decorar se puede aumentar el efecto decorativo

Ya tenéis listo vuestro ‘palo de agua’ que producirá un sonido agradable y relajante. Y es mucho mejor que ese de plástico que les comprasteis a los peques cuando eran bebés, seguro.

Variaciones

Para niños más experimentados o padres más pacientes, es posible unir (utilizad precinto transparente porque sujeta más que el celo) varios tubos entre sí y realizad todo el proceso. Costará más pero el resultado será más espectacular.

En este vídeo tutorial de ‘Gustamonton’ se explica cómo hacerlo de forma diferente (la autora construye una especie de bolas metálicas y las introduce en el tubo), pero lo que más me gusta es cómo sella las tapas para que sean más resistentes.

ACTUALIZACIÓN: Nos gustaría remarcar que esta manualidad no puede ser utilizada por los niños (especialmente cuando están sin supervisión adulta) como un juguete, ya que se utilizan elementos que pueden ser peligrosos: los clavos. Por otra parte no es apta para menores de tres años, ya que contiene legumbres o semillas potencialmente causantes de asfixia por ingestión.

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