La OMS ha presentado un informe basado en datos de 114 países, alertando sobre la resistencia bacteriana a los antibióticos. Se ofrece el panorama más general obtenido hasta la fecha.
Se titula “Antimicrobial resistance: global report on surveillance” (Resistencia a los antimicrobianos: informe mundial sobre la vigilancia), señala que la resistencia está afectando a muchos agentes infecciosos distintos, pero se centra en la resistencia a los antibióticos en siete bacterias responsables de infecciones comunes graves, como la septicemia, la diarrea, la neumonía, las infecciones urinarias o la gonorrea.
Los datos son muy preocupantes y demuestran la existencia de resistencia a los antibióticos, especialmente a los utilizados como «último recurso», en todas las regiones del mundo. El mal uso de estos medicamentos ha contribuido a esta situación
Ahora es el informe de la OMS (y a ver si ya nos lo tomamos en serio); pero no es la primera vez que se habla sobre la probabilidad de que nos encontremos frente a una era ‘posantibióticos’. ¿Qué significa esto?, pues que infecciones comunes y lesiones menores que durante muchas décadas han sido tratadas con eficacia, volverían a ser potencialmente mortales.
De no tomar medidas para la prevención de las infecciones, y (¡muy importante!) si no cambiamos nuestra forma de producir, prescribir y utilizar los antibióticos, estos fármacos perderán su función como bienes de salud pública mundial. Y las consecuencias no serán nada agradables.
¿Se puede hacer frente a esta resistencia?
Sería necesario que todos los países dispusieran de instrumentos fundamentales para hacer frente a la resistencia a los antibióticos (sistemas de seguimiento / monitorización).
Otras medidas importantes son la prevención de infecciones (más higiene, agua potable, control en centros sanitarios, vacunación) a fin de reducir la necesidad de antibióticos.
Las personas podemos contribuyendo al utilizar antibióticos sólo cuando los ha prescrito un médico, completando el tratamiento, y no compartiendo medicamentos o utilizando los sobrantes de anteriores tratamientos. También cuidando nuestra higiene, especialmente de la manos que durante el día están en contacto con diferentes superficies.
Entre las medidas que deben tomar los profesionales sanitarios está la dispensación del antibiótico concreto destinado a cada enfermedad, y prescribirlos sólo si son necesarios
¿Qué está ocurriendo en Europa?
No es que no me interese lo que sucede en el resto del mundo, pero como en el informe (que enlazo) está todo, voy a centrarme en nuestro entorno más inmediato.
Contamos con una amplia resistencia de K. pneumoniae a las cefalosporinas de tercera generación; y en algunos sitios hasta un 60 por ciento de infecciones por S. aureus (bacteria estafilocócica que se propaga por contacto piel a piel) son resistentes a meticilina.
La mayoría de los países de la UE tienen sistemas de seguimiento de estas resistencias, pero en algunos es urgente reforzar o crear los sistemas.
La resistencia a los antibióticos prolonga la duración de las enfermedades y aumenta el riesgo de muerte. Por ejemplo, se calcula que las personas infectadas por Staphylococcus aureus resistentes a la meticilina tienen una probabilidad de morir un 64% mayor que las infectadas por cepas no resistentes. La resistencia también aumenta el costo de la atención sanitaria, pues alarga las estancias en el hospital y requiere más cuidados intensivos
El informe, que también contiene información sobre la resistencia a fármacos para tratar otras infecciones, como el VIH/sida, el paludismo, la tuberculosis o la gripe, está basado en datos de 114 países y ofrece el panorama más general que se ha obtenido hasta la fecha acerca de la farmacorresistencia.
Imagen | epSos .de Fuente | OMS En Peques y Más | En nuestro país aún se venden antibióticos sin receta médica, Prevención de un mal uso de los antibióticos, y recomendaciones a los padres en el vídeo "¡Sin antibióticos, por favor!"