Viajar en barco con niños: una experiencia emocionante si te organizas bien y estás pendiente de ellos

Viajar en barco con niños: una experiencia emocionante si te organizas bien y estás pendiente de ellos
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Cualquier desplazamiento por niños en vacaciones requiere un mínimo de planificación, los adultos debemos pensar en todos los detalles para evitar agobios e imprevistos que puedan echar por tierra las previsiones.

Cualquier cambio en la vida de los niños supone para ellos un trastorno, incluso cuando no lo manifiestan, y por eso uno de los aspectos más importantes es comunicar a nuestros hijos nuestro destino de vacaciones, cómo llegaremos allí, cuánto tardaremos y dónde nos alojaremos.

A partir de ahí ellos se sentirán más seguros y podrán realizar sus aportaciones en cuando a actividades a realizar durante el trayecto, lugares a visitar (si les facilitamos información sobre el destino), etc.

Cuando se viaja en barco no es muy distinto, aunque este medio de transporte tiene (como todos) sus peculiaridades
La elección del barco para ir hasta nuestro destino de vacaciones está condicionada por la comodidad del viaje y la posibilidad de llevar nuestro coche. Para mí, si el avión es más rápido, el barco permite experiencias que de otro modo no serían posibles: sentir la brisa del mar, dormir en un camarote (¡como en las pelis!), y descubrir decenas de detalles como el panel que indica los progresos de la embarcación.

Los detalles del viaje

Si es importante organizar bien lo que nos vamos a llevar, y tener claro nuestro alojamiento, también lo es especificar las prestaciones que deseamos durante nuestro viaje en barco (por ejemplo, y según el horario del trayecto, seleccionar qué comida queremos que se incluya, y el tipo de menú).

Y ya que estamos, no olvidemos que por muy emocionante que sea ir en barco, los niños deben descansar cuando vamos a pasar muchas horas – diría que más de tres o cuatro - viajando, por eso muchas familias escogen camarote incluso cuando viajan de día.

Igual que ocurre con el avión, tendremos que aportar documentación de nuestros hijos incluso cuando vamos a destinos nacionales (DNI, o en su defecto pasaporte, y llevaros el libro de familia porque a veces también lo piden). En la página web de la compañía de líneas marítimas que habéis escogido, encontraréis toda la información necesaria, y si os liáis, llamad por teléfono.

Cuando ya tengamos las maletas preparadas, nos concentraremos en la bolsa de viaje, su contenido es decisivo porque en ese pequeño espacio debemos llevar objetos de uso cotidiano (pañuelos de papel, cepillo de diente, toallitas húmedas), y otros que podemos necesitar para entretener a los niños (mini puzle, cuaderno de colorear y pinturas, títeres de dedos); o salir de un apuro (los pañales de un bebé, la muda de los niños por si se ensucian, mini botiquín con las medicinas que toman habitualmente).

Recordemos que las condiciones del equipaje también se encuentran a disposición del viajero en la web de la compañía, dónde por ejemplo nos informan de que si nos alojamos en camarote sí que podemos tener una maleta con nosotros, debiéndonos conformar con la bolsa de mano si vamos en butaca.

Los niños en el barco ¿emoción, nervios o aburrimiento?

Viajar en barco 2

En principio podemos contar con todas esas emociones a la vez, y prepararnos para ello. El viaje puede enriquecerse si previamente les hemos preparado buscando información sobre el interior del vehículo, o mejor aún, si les proponemos elaborar un dossier con fotos que incluya la distribución interna del barco, sus propias expectativas, las particularidades del espacio marino que atravesaremos, y un espacio para anotar.

Hay muchas opciones para que se entretengan, y no todas pasan por llevar objetos físicos. Podemos contarles historias, o preguntarles a dónde querrían viajar el próximo año, podemos cantar, o proponer algunos de estos entretenimientos que no están sólo pensados para viajar en coche.

También podemos pasear, salir a la zona de cubierta (con cuidado, eso sí), destinada a pasajeros, curiosear por el interior del barco… que vayamos alojados en camarote no nos impide estar incursiones.

Antes de hablar de los mareos (con el vaivén de la embarcación es muy fácil que ocurra), me gustaría incidir en la expresión de las emociones, es decir, si vemos que nuestro hijo se inquieta o se incomoda, debemos hablar con él, favoreciendo que nos cuente cómo se encuentra, de lo contrario la experiencia podría llegar a ser desagradable

Ir en barco también marea

Especialmente ir en barco… aunque los movimientos de notan menos en las zonas más alejadas del mar (cubierta superior, centro del barco).

Claro que, si se viaja en camarote exterior (como vamos a hacer nosotros) o se sale a cubierta, aumentan las posibilidades, pero si tenemos soluciones a mano, no nos perderemos los detalles de una experiencia que no sabemos si se podrá repetir.

En este post de antes de las vacaciones, hablábamos de los mareos, pero me temo que en general no nos resultará muy útil. Por eso, recordamos que es mejor que no tengan el estómago muy lleno, y que alivia tener un paño húmedo y fresco sobre la frente para encontrarse mejor.

Si nuestro hijo se marea, le pediremos que se recueste fijando la mirada en un único punto, y permaneceremos junto a él

Por último, quiero hacer mención a la importancia de llevar agua durante los viajes, para que no se deshidraten y soporten mejor el calor. Y ¡muy importante! no perder a los niños de vista en ningún momento para evitar accidentes.

Imágenes | hollieschmidt, Richard Masoner En Peques y Más | Viajar en avión con niños, Nuestro crucero con niños

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