Sufrir un nacimiento difícil podría favorecer la agresividad infantil

Sufrir un nacimiento difícil podría favorecer la agresividad infantil
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-Es que noto como si mi bebé estuviera siempre tenso, como a la defensiva – me comentó hace unos días una madre.
En ese momento el bebé estaba tranquilo, sereno… Estaba en la consulta del centro de atención primaria, lugar bastante inhóspito para los bebés donde una cara desconocida se les suele acercar para hacer varias cosas en poco tiempo y para acabar con un doloroso pinchazo en la pierna (o más de uno).

-Puede que sea su carácter – le respondí. Es difícil saber qué le pasa a los bebés, así que lo más recomendable es entender que algo les sucede y actuar sobre aquello que vemos. Si llora mucho o está irritable, tratar de calmarle y darle la paz que pide a gritos buscando todas las soluciones posibles. Si, como este bebé, está como a la defensiva, pensar que probablemente es un niño más nervioso de lo habitual o más inseguro y entender y respetar sus ritmos.

-Quizás vivió mal el momento del parto. Hay niños a los que nacer no les sienta demasiado bien y les supone un cambio tan enorme que les afecta en cierto modo… – acabé por decir a modo de hipótesis. Un par de horas después leí la noticia que hoy os traigo: sufrir un parto difícil podría favorecer la agresividad infantil.

La infancia determina nuestro carácter futuro

Por todos es sabido ya que las vivencias van conformando nuestro ser, nuestra personalidad y nuestro carácter. Las últimas investigaciones, de las que nos hemos ido haciendo eco en Bebés y más, vienen a decir que los primeros cinco años de la vida son muy determinantes en nuestra salud emocional adulta. Por esta razón se recomienda que la infancia de los niños sea lo más feliz posible, que se sientan queridos y bien tratados y que se sientan arropados ante cualquier amenaza que les haga sentir miedo o estrés.

Dentro de los primeros cinco años está, por supuesto, el momento de nacer. Son muchas las hipótesis que se barajan al respecto y que vienen a decir que según cómo sea el parto, el bebé que nace será de una manera u otra (con mayor o menor variabilidad) y un estudio realizado en la Universidad de Pekín viene a confirmar esto.

Según comentan, los bebés que sufren un parto difícil y nacen con fórceps tienen más posibilidades de ser agresivos durante la infancia que aquellos que nacen por cesárea.

El cortisol puede afectar a la conducta

Al parecer, los problemas de conducta pueden estar asociados a la presencia de niveles elevados de cortisol, la hormona que el cuerpo produce cuando hay una situación amenazante o estresante.

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Analizando la sangre del cordón umbilical de los bebés recién nacidos se ha observado, en otros estudios, que los bebés que vienen al mundo mediante un parto vaginal espontáneo tienen unos niveles de cortisol en sangre más elevados que los que nacen por cesárea programada.

En el estudio que comentamos, en el que participaron 4.190 niños de 4 a 6 años, se observó que los niños en cuyos partos se hizo uso de fórceps o ventosa presentaban niveles más altos de cortisol en la actualidad que el resto de niños. Estos niños presentaban mayor cantidad de problemas emocionales (ansiedad, depresión, dificultades de atención y agresividad) que los que habían nacido mediante cesárea.

En otras palabras, cuanto más cortisol haya en la sangre, más alerta o más “a la defensiva” pueden llegar a estar las personas y por lo tanto más agresivas pueden llegar a ser. Si un bebé tiene un nacimiento traumático empieza a segregar cortisol porque vive la situación como amenazante. Según comentan en el estudio, es posible que esta vivencia deje una especie de huella emocional que afecte a los niveles de alerta y defensa en el futuro, hasta el punto de observar con niños de 4 a 6 años que tienen más problemas emocionales que los que tuvieron un nacimiento menos agresivo.

Pero no todo es el parto

Evidentemente, el parto no lo es todo. Son muchas las vivencias que nos harán ser de una u otra manera en la edad adulta. Por eso un mal parto puede no ser relevante en el futuro si un bebé crece en un ambiente de respeto y amor y un parto maravilloso puede no ser suficiente para mantener una personalidad sólida y una buena salud emocional si crecen en un ambiente inestable e intimidante.

Sin embargo, no deja de ser una vivencia (una primera vivencia) que para un bebé puede ser vivida de un modo tan amenazante que le afecte durante un tiempo, o de manera latente de por vida.

Las madres y padres no pueden hacer mucho ante esta situación (o quizás sí, tratando de tener un parto lo más respetado posible), así que la conclusión más importante de este estudio creo que es que nuestro papel como padres debe ser tratar de entender que las malas vivencias les afectan y tratar de amar mucho a nuestros hijos y demostrárselo. De este modo se sentirán queridos, importantes, comprendidos y relevantes (la base para tener una autoestima saludable).

Vía | Europa Press
Fotos |
Mdanys, madaise en Flickr
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