Cuando desconfías tanto de la medicina que acabas corriendo al hospital porque tu bebé de días sufre una hemorragia
Recién nacido

Cuando desconfías tanto de la medicina que acabas corriendo al hospital porque tu bebé de días sufre una hemorragia

Aunque en la actualidad son pocas las mujeres que dan a luz en casa en España (4,9 por 1000 partos en 2013), la tendencia es creciente. Cada vez son más las mujeres que huyen de los hospitales porque han tenido malas experiencias o porque no quieren jugársela ante la posibilidad de ser poco respetadas y padecer violencia obstétrica.

Esta huida de los hospitales no debería ser una huida de la medicina, porque de ser así corres el riesgo de acabar como una pareja que trató de escapar tanto de ella, que al final tuvo que correr al hospital con su bebé de pocos días porque sufría una hemorragia que se habría evitado fácilmente.

En los hospitales también se hacen cosas bien

Está claro que la medicina no pasa por su mejor momento. El acceso a la información en las redes (a los estudios, protocolos, etc.), el mayor nivel educativo de los pacientes y la posibilidad de comparar lo que sucede en nuestro país con lo que pasa en otros hace que la confianza en los profesionales de la salud dependa en gran medida de su manera de ejercer su actividad, y también de su manera de tratar al paciente.

No olvidemos que una mujer que va a dar a luz no es una mujer enferma, y como tal debería tratarse haciéndole saber que es ella la protagonista de su parto y la que debe tomas las decisiones, junto a su pareja.

Pero arrastramos todavía mucho del modelo de sanidad paternalista en que los de la bata blanca decíamos a los pacientes lo que tenían que hacer en todo momento para estar sanos, como si su salud fuera nuestra responsabilidad, y muchas mujeres, claro, se han cansado.

No quieren que se les diga cómo se tienen que tumbar, ni que se les vaya dando órdenes tomando el control de su parto, básicamente porque saben, han descubierto, que las recomendaciones actuales, los protocolos, dicen cosas muy diferentes. La estrategia del parto normal es pública y la puede leer todo el mundo, pero no se sigue en todos los hospitales y esto es lamentable, porque no hay nada peor para una mujer que quiere dar a luz con total seguridad y dignidad que sentir que no podrá ser.

Pero eso no quiere decir que todo lo que se haga en los hospitales esté mal, y hay quien en esa huida se ha pasado tres pueblos y, como teórico profesional, se ha creído en posesión de una verdad que no es tal.

¿Que de qué hablo? Pues de quien atendió a la mamá del bebé del que hablamos hoy, que en su negación de la medicina, obvió como mínimo una recomendación más que importante.

¿Pincharle vitamina K a tu hijo? Pues no

Dicen los protocolos del parto normal que es recomendable la administración en el posparto inmediato de vitamina K para evitar la enfermedad hemorrágica del recién nacido:

La profilaxis con vitamina K de los RN debería ser ofrecida para A prevenir el raro, aunque grave y a veces fatal síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K.

Esta enfermedad sucede por un déficit de vitamina K y sucede en un 1,7% de los bebés en caso de que esta medida no se lleve a cabo (casi 2 de cada 100, que es mucho). Si se administra dicha vitamina la prevalencia es entonces de 0,24-3,2 casos por cada 100.000 recién nacidos.

Las secuelas pueden ser graves o muy graves, ya que puede llegar a producirse hemorragia cerebral (y muerte de tejido), o incluso la muerte del bebé.

Pues bien, tal y como leemos en Anales de Pediatría, fruto de un parto domiciliario unos padres tuvieron que correr al hospital con su bebé de 7 días porque sufría epistaxis (sangrado de la nariz) de manera repetida, vomitaba con restos de sangre y hacía las cacas con color oscuro.

El bebé se estaba desangrando poco a poco, como confirmaron en una analítica con afectación severa de la coagulación, y la causa les pareció clara cuando los padres explicaron que por decisión personal no se le había administrado la vitamina K.

Ingreso en la UCI pediátrica para salvarle la vida

Llanto

Tuvieron que ingresar al bebé en la UCI donde le administraron la vitamina K intravenosa (tras el parto se administra intramuscular) y le hicieron transfusión de plasma sanguíneo. Diez horas después la coagulación era normal, confirmándose que de haberse puesto la vitamina K al nacer el bebé no habría necesitado dichas atenciones.

Por suerte el susto no fue a más, pues no vieron que hubiera hemorragia cerebral, y en posteriores visitas no ha habido más sangrados.

Al preguntar a los padres, comentaron que no sabían que la vitamina K era tan importante y que no habían sido informados de los riesgos de no administrarla.

Pero, ¿por qué se aconsejó no administrarla?

Pues porque hay profesionales que para diferenciarse de lo que sucede en el hospital entran en una espiral de negación tal, que se pasan totalmente, porque no niegan la profesionalidad, sino la medicina y, al parecer, los avances asociados.

Quizás se hizo por los estudios que aparecieron entre los años 1990 y 1992 (hechos por un mismo investigador) en los que se sugirió que la vitamina K administrada de manera intramuscular podría estar asociada a un mayor riesgo de desarrollo de cáncer infantil (pero no si se administraba vía oral). Pero si fue por esto es absurdo, porque tres estudios posteriores realizados por diferentes investigadores entre 1998 y el 2003 concluyeron que no se apreciaba relación entre la administración de la vitamina y la frecuencia de cáncer.

Además, una revisión sistemática de estudios sobre la vitamina K y el síndrome de hemorragia por déficit de vitamina K (recordemos que las revisiones son muy fiables, porque sólo utilizan estudios serios y bien realizados) concluyó que cuando los niños recibían vitamina K intramuscular el riesgo de hemorragia era significativamente menor.

Así que no, esta entrada y el que haya sucedido en un parto domiciliario no es un argumento para negar la opción de las mujeres a buscar el mejor parto posible, incluso si este se da en casa, pero sí un argumento para huir de los que niegan todo avance de la medicina, poniendo a los bebés y a las mujeres en los mismos riesgos que corrían nuestras abuelas y sus antecesoras, cuando muchas no sobrevivían a sus propios partos, o eran sus bebés los que no lo hacían.

Fotos | iStock
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