Cuando el bebé rechaza el pecho (II)

Cuando el bebé rechaza el pecho (II)
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Vimos en el tema anterior algunas de las causas más frecuentes por las que el bebé puede rechazar el pecho de la madre, aunque su naturaleza sea la de mamífero y esté preparado para ser amamantado desde el primer momento.

Después del nacimiento

También podremos encontrar que el bebé rechaza el pecho a pesar de un buen comienzo de la lactancia.

Una de las causas más habituales es, de nuevo, el dolor, producido por una infección de oído o por algún gesto que le ha hecho sentir molestias en la musculatura oral o facial.

Los bebés que padecen reflujo también son susceptibles a llegar a manifestar rechazo del pecho, debido a que asocia el dolor con la alimentación. Los cólicos causan mucha inquietud a los niños y dolores abdominales, por lo que no es de extrañar que en esos momentos rechace violentamente cualquier intento de amamantamiento.

Otra cuestión a tener en cuenta son alergias y sensibilidades a alimentos que tome la madre, lo que causa al bebé molestias abdominales, mucosidad excesiva, siendo capaces los bebés, instintivamente, a rechazar la leche materna que tenga el sabor que le produce esas molestias. En esos casos, una vez sospechado, se suele ir eliminando algunos alimentos de la dieta materna, especialmente los lácteos, y en muchos casos se logra una relevante mejoría.

Los bebés con problemas

Los bebés con problemas sensoriales y retraso madurativo pueden tener dificultades para mamar y en esos casos es bastante necesaria la ayuda de un experto para lograr estimularlos correctamente.

Además existen problemas mecánicosque provocan problemas serios en la lactancia como el labio leporino y un frenillo demasiado corto, pero también podremos ayudarles a superar las dificultades a ello asociadas.

Al estar dificultada la lactancia por la forma de la boca, el paladar o la lengua la mamada puede ser ineficaz o producirse una postura en la colocación en la boca incorrecta, que además causaría daño a la madre. Puesto que son unas cuestiones muy específicas, y, especialmente el frenillo, realmente llegan a hacer que se descarte la lactancia materna con frecuencia, las dejo para un tema concreto que les dedicaré en los próximos días.

Cuando la lactancia ya estaba instaurada

Parece que la mayoría de los problemas deberían surgir en las primeras semanas, pero esto no es asi. De otro modo solamente nos encontraríamos con destetes en esos primeros momentos de la lactancia, pero, de hecho, existen muchos casos en los que la madre decide dejarla en contra de su deseo inicial, al empezar a producirse situaciones complicadas más adelante. En realidad, una parte considerable de las mujeres vamos a encontrarnos en algún momento con un problema que dificulte temporalmente la lactancia, pero el problema real es que si no tenemos información real y apoyo de expertos podemos dejar la lactancia habiendo sido posible continuar con ella.

Hay bebés que, repentina e inesperadamente, comienzan a rechazar el pecho materno, a pesar de haber tenido un buen comienzo en sus lactancias y crecer adecuadamente con leche materna en exclusiva.

La causa más habitual es lo que se ha venido en llamar “huelga de lactancia“. El bebé deja que mamar como antes y hasta llega a demostrar irritación y enfado cuando se lo ofrecemos con insistencia. Es bastante desesperante, sobre todo si nadie acierta a ayudarnos a entender cual es el problema del niño y darnos soluciones efectivas.

Primero debemos descartar que alguna substancia esté cambiando el sabor de la leche, especialmente medicamentos o alimentos de fuerte olor y sabor. También habría que descartar que sea el olor de alguna crema, gel, desodorante o jabón el que moleste al niño, evitando también las cremas que se ponen en el pezón como el Purelan, y, si es inevitable usarlas, limpiarnos bien cada vez.

Además debemos estudiar la mucosa de la cavidad bucal, unas úlceras o aftas son muy dolorosas y si el niño las padece es de lo más habitual que se ponga “en huelga” igual que si hubiera caído y dañado labios, mandíbula o lengua.

Los bebés también puede suceder que rechacen el pecho si están malitos con dolor de garganta, oído, dificultad para respirar, mocos e incluso dolor de estómago. Con paciencia, esperando que el malestar agudo remita, mantendremos la producción de otro modo si es preciso.

Cuando la subida de leche es muy intensa y se deja además demasiado tiempo entre las tetadas el pecho se pone duro y puede costarles agarrar el pezón, rechazándolo. En ese caso, igual que si hay un reflejo de salida demasiado intenso es conveniente vaciar un poco el pecho manualmente, para que así mamar le resulte más sencillo.

Por último, otra de las causas posibles es que el flujo de salida sea más lento al final de la toma pero el niño siga teniendo hambre, por lo que se enfadará y puede apartarse enfadado de la toma, pero seguir dando muestras de hambre. La solución, más que meter rápidamente el biberón, es aumentar la frecuencia de las tomas, para que aumente también la producción.

Esto sobre todo sucede en las llamadas “crisis de crecimiento”, momentos en los que el niño reclama, pues la necesita, más leche, y la producción de la madre no se ha adecuado inmediatamente. Dándole más de mamar y aumentando las tomas nocturnas la producción se regulará, habitualmente, de forma natural en unos pocos días. A pesar de que es el problema de más sencilla solución sigue siendo una de las causas principales de destetes totales o parciales a partir de los tres o cuatro meses.

Conclusión

Las causas por las que un bebé llega a rechazar el pecho son múltiples y la más rara de ellas es una hipolactia real. Ante una situación como las relatadas es conveniente, si la madre desea seguir con la lactancia, buscar información y apoyo especializados si por nosotras mismas no encontramos el remedio.

En Bebés y más | Cuando el bebé rechaza el pecho (I)

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