Difteria: ¿qué es, cómo se contagia, cómo se trata?

Difteria: ¿qué es, cómo se contagia, cómo se trata?
Sin comentarios

Nos hemos llevado las manos a la cabeza al conocer el caso del niño de 6 años de Olot contagiado de difteria, una enfermedad que creíamos olvidada y que apenas sabemos pronunciar.

Se sabe que es una enfermedad respiratoria grave que tiene al niño debatiéndose entre la vida y la muerte en la UCI del hospital del Vall d'Hebrón de Barcelona. Afortunadamente, responde al fármaco y los médicos creen que saldrá adelante, pero vamos a conocer más a fondo sobre la difteria: qué es, cómo se contagia y cómo se cura.

¿Qué es la difteria?

La difteria es una enfermedad respiratoria contagiosa que se produce por la infección de la bacteria Corynebacterium diphtheriae Produce una toxina que afecta de tal forma a las vías respiratorias que puede llegar a provocar asfixia a quien la padece.

Afecta principalmente a las amígdalas, la garganta, la nariz, el miocardio, las fibras nerviosas o la piel.

Una vez se produce el contagio y hay infección la bacteria empieza a generar toxinas que se diseminan a órganos como el corazón y el cerebro, pudiendo causar un daño irreparable.

Antes de que apareciera la vacuna de la difteria en la década de 1940, era una importante causa de muerte en los niños, pero gracias a ella la enfermedad ha desaparecido prácticamente en los países desarrollados.

Alrededor de una de cada diez personas que contraen difteria morirá como consecuencia de la enfermedad. En los niños menores de 5 años, hasta uno de cada cinco que contraen difteria morirá a causa de la enfermedad.

¿Cómo se contagia?

Se contagia por vía respiratoria, por las gotitas respiratorias exhaladas al respirar y hablar, por parte de personas con la enfermedad o portadores de la bacteria sin síntomas.

Los síntomas se manifiestan entre los 2 y 10 días después del contagio. Los más frecuentes son: cefalea, fiebre (no necesariamente alta), escalofríos, dificultades para tragar y ganglios linfáticos inflamados en la zona del cuello.

La toxina de la difteria puede afectar al corazón, causando un ritmo cardiaco anormal e incluso insuficiencia cardiaca. También puede afectar los nervios y producir parálisis.

La toxina de la difteria produce una capa espesa en la parte posterior de la nariz o la garganta que puede ser blanca o grisácea (membrana diftérica) que reproduce un molde de las vías respiratorias e impide que la persona pueda respirar.

La forma más frecuente es la difteria faríngea, que puede extenderse hacia la laringe y tráquea como consecuencia ser mortal por obstrucción de la vía aérea. En los lactantes, la forma más frecuente es la difteria nasal, una afectación respiratoria menos tóxica.

¿Cómo se trata?

El tratamiento se basa en la erradicación del C. diptheriae mediante la administración de antibióticos para eliminar el bacilo diftérico y detener la producción de toxina.

También se administra una dosis única de antitoxina diftérica. Esto debe hacerse lo antes posible para neutralizar la toxina que ya está circulando por la sangre antes de que llegue a fijarse a los tejidos. En los casos muy graves, se utilizan preparados muy purificados de uso intravenoso de acción más rápida.

Si la persona no ha sido vacunada, debe recibir la vacuna de acuerdo a la edad del paciente puesto que la enfermedad no confiere inmunidad persistente.

La prevención de la enfermedad radica en una correcta administración de la vacuna antidiftérica. La inmunización activa universal frente a la difteria es la medida más coste/efectiva para la prevención de esta enfermedad.

Más información | Vacunas AEP
En Bebés y más | La vacuna de la difteria: todo lo que hay que saber

Temas
Comentarios cerrados
Inicio