Diez cosas que no hay que decir a una madre que no trabaja para cuidar a sus hijos (I)

Diez cosas que no hay que decir a una madre que no trabaja para cuidar a sus hijos (I)
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Muchas madres, ante lo cortas que son las 16 semanas de baja maternal que tienen por nacimiento, deciden alargar ese tiempo cogiendo excedencias, haciendo reducciones de jornada o incluso dejando de trabajar para cuidar a sus hijos.

Se trata de una decisión normalmente difícil por todo lo que conlleva a nivel de ingresos, ya que en la casa sólo entrará el sueldo de la pareja, y por todo lo que conlleva a nivel social y emocional, porque no trabajar no está bien visto por todo el mundo y porque ser madre no “cotiza” en valoración social: las mujeres más admiradas suelen ser las que trabajan mucho, son ambiciosas y ascienden en su profesión mientras que las que se quedan en casa lo hacen “como las antiguas” o como las “mantenidas” que sólo buscan aprovecharse de sus parejas (suena duro, pero es así).

Además es una situación difícil porque la gente no suele entender a estas madres, no suele saber qué comporta y, lo que es peor, ni siquiera suelen respetarlas. Muestra de ello son los diferentes comentarios que estas madres tienen que escuchar a menudo y que entre hoy y mañana vamos a reproducir aquí: diez cosas que jamás hay que decir a una madre que decide no trabajar para cuidar a sus hijos.

1. ”Pero ya mismo buscarás un trabajo de verdad, ¿no?”

Porque claro, estar en casa no cuenta, no es trabajar… Ante esto una madre podría responder: “Sí, podría ir a una casa a limpiar. También he visto que buscan gente en la tienda de la esquina, donde planchan ropa. Incluso la guardería que hay a dos manzanas de aquí busca gente para cuidar niños,… pero ahora que lo pienso, cobraré por limpiar la casa de los demás, por planchar la ropa de otras personas y por cuidar a niños que no conozco y tendré que pagar a una guardería para que otra cuide a los míos”. Visto así suena absurdo, ¿verdad? ¿Para qué buscar un trabajo en el que tienes que pagar a otra por hacer lo que puedes hacer tú?

Sin embargo, no todas las mujeres tienen trabajos que se replican en casa (como limpiar, planchar o cuidar a los niños), y no siempre se podrá dar esa respuesta. Da igual. Una mujer valora el momento de su vida en el que se encuentra y hace lo que considera mejor para toda la familia. Si en ese momento prefiere ganar menos dinero para criar a sus hijos nadie debería juzgar dicho acto como una pérdida de tiempo porque, de hecho, está dando a sus hijos aquello que más necesitan en la infancia, su presencia (y esto no se puede valorar económicamente).

2. “Ahh, o sea que… ¿no trabajas?”

“Pues sí, nada menos que 24 horas al día, como todas las madres del mundo”. La diferencia es que a las madres que no tienen un trabajo remunerado nadie les paga, nadie les reconoce los méritos, nadie les da vacaciones pagadas y nadie les explica lo que le pasó ayer ni escucha sus inquietudes ni sus historias con sus parejas.

Dicho de otro modo, son madres que no desconectan de la vida que han elegido (que en el fondo ellas sabrán, pues así lo han elegido) y, bajo mi modo de verlo, es una manera de vivir más difícil que el de las madres que sí van a trabajar recibiendo un sueldo a fin de mes. Sin ir más lejos, varias mujeres que conozco tiemblan cuando sus hijos tienen varios días de fiesta y tienen que quedarse con ellos y varias dicen al acabar el verano eso de “uff, ahora que llego al trabajo, empiezo a descansar”.

3. “Como tú tienes mucho tiempo libre, ¿podrías hacer fotocopias de esto y cortar estas cartulinas para las actividades del AMPA del colegio?”

“Sí, poder puedo, pero no porque tenga mucho tiempo libre. Ya buscaré un hueco o me quitaré horas de sueño para hacerlo, porque durante el día, entre dar el pecho al otro, preparar la comida y recoger la cocina, hacer cuatro viajes al colegio para llevar y traer al mayor, limpiar la casa, poner lavadoras, planchar la ropa y doblarla, ir a comprar, al banco, al parque con el pequeño con el que además juego en casa y algunas otras cosas que me dejo, no me queda mucho tiempo libre, la verdad.”

Las madres que deciden quedarse en casa con sus hijos suelen hacerlo con todas las consecuencias. Se hacen cargo de los hijos que son pequeños y no van al cole, de los que son mayores y sí van, de los quehaceres de la casa, de la compra y muchas otras cosas y muchas veces, cuando la pareja llega, quedan aún cosas por hacer.

Podrían tener la ayuda de la abuela o el abuelo, que ya están jubilados y no trabajan, pero ya que están ellas, mejor dejar a los abuelos descansar, que suficiente han trabajado y suficientes niños han criado como para que ahora tengan que volver a hacerlo. Si han de estar con ellos, pues que sea para jugar y disfrutar (como ideal para los abuelos, aunque de vez en cuando, si están dispuestos a echar una mano, no se les niega, por supuesto).

4. “¿Todo el día con tus niños? No puedo imaginármelo…”

Bueno, son niños y se comportan como tal. Tienen su manera de hacer las cosas y muchas de las cosas no saben cómo hacerlas. Son individuos en formación con unas necesidades e inquietudes diferentes a las de los adultos y, por definición, necesitan la compañía de un adulto como agua de Mayo, tanto para divertirse como para crecer y aprender.

Lo mejor que una madre puede hacer por sus hijos es ser ese adulto que les acompañe en el camino: siembra y recogerás. Es cierto que habrá días mejores y días peores, pero estar con tus hijos, que son las personas a las que más amamos en el mundo, debería ser maravilloso y no un suplicio. El roce hace el cariño y claro, cuando uno se acostumbra a pasar un tiempo determinado (poco) con sus hijos luego cuesta pasar más tiempo con ellos, porque no es costumbre. Es como las parejas, muchas veces no se conocen de verdad hasta que llegan las vacaciones y pasan mucho más tiempo juntos (para lo bueno y para lo malo) o hasta que llegan a la jubilación y pasan todo el día juntos.

5. “Qué envidia me das. A mí también me gustaría que mi marido fuera rico para poder dejar de trabajar”

“¿Mande? ¿Marido rico? No hija no… tanto tienes, tanto gastas. Si quieres cambiarte de piso por uno más grande, tener dos coches, irte de vacaciones en Navidad y en verano y salir los fines de semana por ahí porque la casa ‘se te cae encima’, es normal que tengáis que trabajar los dos.”

Si en cambio optamos por no cambiar de piso, tener un sólo coche, ir sólo de vacaciones en verano y allí donde nos inviten y si el fin de semana optamos por disfrutar de nuestro hogar, que tanto sudor nos costó conseguir y que tantos años nos llevará pagar, pues quizás no tengas que trabajar tanto… No es que todo el mundo pueda permitirse prescindir de un sueldo, pero muchas personas sí pueden hacerlo. Todo es proponérselo.

No es más rico el que más tiene, sino el que menos gasta.

Continuará

Mañana seguimos con esta entrada comentando cinco cosas más que no hay que decir a una madre que decide no trabajar para cuidar de sus hijos.

Foto | subactive_photo en Flickr
Vía | Danatal
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