El machismo de hablar de la conciliación de Sara Carbonero y no de la de Iker Casillas

El machismo de hablar de la conciliación de Sara Carbonero y no de la de Iker Casillas
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Hace tres días os hablamos de la no conciliación familiar de Sara Carbonero, que se irá a Brasil a cubrir el Mundial de Fútbol dejando en tierra a Martín, su bebé de cinco meses. En la entrada hablamos de ella, y hablamos también de su pareja Iker Casillas, porque al final son los dos los que dejan solo al bebé.

Sin embargo, nos centramos en ella y esto ha hecho que mucha gente en las redes sociales critique, apoye o prefiera no opinar acerca de su decisión. De entre todas las opiniones me han sorprendido las que me tachaban de machista, por hablar de Sara, sobre todo, y no tanto de Iker: "¿Por qué no hablas del padre?" "¿Por qué no se dice que Iker va a dejar solo a su hijo?" "¿Por qué no sale Iker con un portabebé, como en el montaje que encabeza esta entrada?"

Entiendo que haya quien se moleste

Antes de entrar a hablar de machismo o no machismo, de Iker o de no Iker, decir que entiendo que haya personas las que les moleste. No lo comparto, pero lo entiendo. Lo entiendo porque cuando se crearon los empleos, con trabajadores asalariados, se pensó en ellos como en mano de obra que producía más cuantas más horas trabajaba. Con la mujer en un papel de cuidadora de los más débiles, fueran bebés, fueran los mayores, el hombre dedicaba su tiempo y energía en trabajar. La mujer también hacía lo suyo, claro, pero se hacía cargo de manera presencial de sus hijos. Al entrar la mujer a trabajar, al incorporarse al trabajo, lo hizo con las mismas condiciones que lo hacían los hombres: trabajar sin tener en cuenta el cuidado de nadie más. El problema es ese, al empezar el hombre a trabajar, quedaban las mujeres, pero al trabajar también las mujeres, ya no quedaba nadie para cuidar de los niños y los mayores.

Para que resultara menos traumático y más apetitoso, las cosas interesantes empezaron a ser las que sucedían fuera de casa. El trabajo servía para tener un mayor estatus económico, y tener más dinero suponía poder gastar más, poder comprar más cosas y poder aparentar más. Todos sabemos que las mejores personas no son necesariamente las que más dinero tienen. Ni siquiera se puede afirmar que las personas más inteligentes son las que más dinero tienen. Así que se confundió tener dinero con ser alguien importante. No tener dinero, en consecuencia, no servía para mucho a la hora de valorarte como persona. Por eso las mujeres que se quedaban en casa no tenían demasiado valor social, porque no se consideraban modernas ni independientes.

Esto sigue siendo así. Quedarte en casa cuidando de tus hijos no cotiza en imagen social. Cuidar de los niños, de hecho, es un trabajo que pueden hacer otras personas, con pocos o ningunos estudios, cobrando muy poco. ¿Cómo va a tener buena reputación quedarte en casa con tu hijo, si eso es algo que puede hacer una trabajadora con un sueldo mínimo? Los niños no son importantes para la sociedad, lo son solo para consumir, por eso hay tanta oferta infantil: los padres sustituyen el tiempo que no pasan con sus hijos con regalos. Solo serán tenidos en cuenta cuando puedan votar o trabajar (y ni entonces, porque la mayoría de jóvenes están en paro). Por eso quedarte en casa con ellos, educándoles, dándoles valores, una base emocional y logrando que la generación futura sea mejor, pese a ser una de las cosas más importantes que podemos hacer los adultos por los niños, no está reconocido por nadie.

Por eso digo que lo entiendo, porque la cosa funciona así, la sociedad gira de ese modo y muchas personas piensan que lo mejor que pueden hacer los padres por la sociedad y por sí mismos es trabajar.

¿Quién habló de conciliación?

Una vez explicado por qué entiendo que haya quien se moleste, y por qué hay quien ve normal que un bebé de cinco meses se quede sin sus padres, porque los dos se van a trabajar (y parece que es lo más importante), paso a explicar por qué se habla de Sara y no de Iker.

Lo primero es por una cuestión de respuesta. Fue ella la que habló de conciliación al explicar que se va a ir a Brasil y que deja a Martín en España, pero que ella lo que está haciendo es conciliar como lo hacen las demás madres. Al parecer, dijo que se iba una semana primero, para ver cómo era el ambiente allí, y si lo veía adecuado luego viajarían con el niño para llevarlo a tierras brasileñas con su madre y su padre.

En la entrada hablamos de dos semanas, o de un mes si España seguía adelante hasta la final (y si ella lo consideraba poco seguro). En el fondo, aunque no es lo mismo, es similar. Una semana sin su padre y sin su madre, para un bebé de cinco meses, es una eternidad. Un mes, la eternidad elevada a la cuarta potencia.

Como digo, fue ella la que dijo que estaba conciliando el trabajo con su vida familiar y claro, eso, de conciliar, no tiene mucho. Porque si eso es conciliar, los empresarios estarán ahora frotándose las manos... pueden hacer lo que quieran, hasta cambiar de lugar de trabajo a una mujer, aun siendo madre, porque total, si lo hacen hasta los famosos que tienen dinero y no les hace falta...

¿Quién ha estado hasta ahora cuidando de Martín?

Otra de las cuestiones por las que en la foto sale ella y no él es porque ella es su cuidadora principal. Los bebés, al nacer, se aferran a una persona. Una sola persona que es su principal referente. Esa a la que acudirán en caso de malestar. Esa que les dará más seguridad. Mamá.

No digo mamá porque tenga que ser ella. También puede ser papá. Pero en la mayoría de las ocasiones, por ser la persona que se queda al cuidado del bebé la mayor parte del tiempo, es ella. Yo he pasado muchas horas con mis hijos de bebés, pero oye, estando con ellos siempre había momentos en que conmigo lloraban y con ella no. Estábamos los dos y la elegían a ella. A los cinco meses de vida, ¿quién es más lógico que se quede con el bebé? Aquel que sea el cuidador principal. En este caso, Sara.

Si queréis igualdad, luchemos por ella

Que me dicen que soy machista por hablar de ella y no de Iker, que ya está bien, que el mundo necesita más igualdad, que hay mujeres que quieren tener las mismas condiciones que los hombres. Pues venga, juguemos al juego de la igualdad... promovamos la investigación para lograr definitivamente la exterogestación, es decir, que los bebés sean gestados fuera, en úteros artificiales, para evitar que el bebé, al nacer, tenga preferencia por la madre. Promovamos la lactancia artificial para que el bebé pueda ser alimentado por la madre o el padre y así no tenga preferencia por ninguno de los dos. Promovamos que la madre y el padre puedan pasar el mismo tiempo con su bebé, reciban las mismas ayudas por ser padre o madre trabajador/a y, sobre todo, promovamos que los dos tengan la misma baja por nacimiento: 16 semanas.

Vale, este juego no nos gusta. Pues juguemos a otro: dejemos que los niños se gesten en los úteros de sus madres, promovamos la lactancia materna como alimentación principal, ya que es lo normal, pero, para equilibrar la balanza, cambiemos las bajas. Las mujeres dos semanas y los hombres, los casi cuatro meses. Así ellas les habrán gestado y parido, y les darán leche materna, que se pueden extraer para los ratos que no estén, y nosotros los hombres les cuidamos los primeros meses de vida. No veo manera mejor de lograr la igualdad, y así podremos hablar de Sara, y también de Iker.

(Estoy siendo sarcástico, obviamente).

¿Llevarse al bebé a los partidos?

Sara y su poder

Otra razón es el tipo de trabajo que tiene cada uno. Iker difícilmente podrá llevarse al bebé a los partidos en el portabebé, pero ella sí puede. "Pero los partidos son muy tarde", me diréis. Estoy de acuerdo. La mayoría son muy tarde, así que no tiene sentido que Sara aparezca así, como en el fotomontaje, en medio de un partido. Pero, ¿y en un entrenamiento? ¿Y en las ruedas de prensa? Seguro que además no viaja sola y con ella y su bebé estarán otros familiares que pueden hacerse cargo del niño. No es lo mismo pasar un mes trabajando en Brasil, pudiendo ver a tu hijo en muchos ratos, que no verlo en todo el mes. Ni para ella, ni para el padre ni para el bebé.

¿Que Brasil es peligroso? Todos los países lo son si no tienes dinero. Pero ellos tienen medios para alojarse en un hotel y viajar de un hotel a otro cuando sea necesario. Tienen medios para que ese niño esté como un rey cuando no está su madre y ella ya se encargará de hacerle sentir como un rey, como toda madre, cuando estén juntos.

Dice el tío de Peter Parker (Spiderman) que "Un gran poder conlleva una gran responsabilidad". Sara Carbonero es una mujer trabajadora conocida por todos los españoles. Tiene medios y capacidad para hacer lo que quiera con su hijo: dejarlo en casa, llevárselo a Brasil para estar con él mientras no trabaja e incluso para llevárselo al trabajo. Si fuéramos nosotros no podría ser, los jefes nos dirían que no podemos llevar a nuestros bebés al trabajo (bueno, quizás podríamos y los jefes serían comprensivos... nunca se sabe). Pero ella, aun teniendo jefe, puede hacerlo. Puede negociar las condiciones, puede incluso aparecer así, como en la foto, y el mensaje sería brutal: "En nuestra sociedad los niños son lo más importante, y cada niño necesita a su madre, más que a nada en el mundo. No es que no tenga con quien dejarlo, es que no hay nadie con quien pueda estar mejor". Como dije en la entrada anterior, se iniciaría un debate tal que probablemente muchas mentes empezarían a abrirse, muchos tendrían que agachar la cabeza y darle la razón y ahí sí se empezaría, poco a poco, a dar más importancia a los bebés, tanto en el mundo de las mujeres como en el mundo de los hombres.

Fotomontaje | Armando Bastida
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