¿Has querido "desconectar" alguna vez del bebé? Tranquila, es normal
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¿Has querido "desconectar" alguna vez del bebé? Tranquila, es normal

El sentimiento de culpa es normal después de dar a luz, cuando a nuestra mente vienen determinados pensamientos que nos rondan haciéndonos dudar acerca de si somos buenas madres o no. Por suerte, esos sentimientos son habituales y muy normales en una situación novedosa y en la que nos sentimos vulnerables, con una gran responsabilidad para la que no nos habíamos preparado.

Tenemos claro que queremos a nuestro bebé, pero después de noches sin dormir, cuando crees que el cuerpo no te da para más, el cansancio acumulado puede hacer mella en nuestro interior y podemos sentir que necesitamos "desconectar" del bebé, tomarnos unos momentos de tranquilidad, de descanso, alejadas de los pañales, de los llantos y de las preocupaciones tan comunes en la maternidad. Y no por ello somos peores madres.

No se trata este del único sentimiento de culpa que nos puede abordar después de ser madres, pero sí uno de los más comunes y que no nos van a situar en el grupo de las "malas madres". Lo que si hemos de tener en cuenta es que, cuando esta emoción nos asalta, tenemos que saber gestionarla bien, sin dejar que nos obsesione la idea de culpa y sin pensar que queremos menos al bebé.

Una de las razones para que sea tan común este sentimiento es el de la imagen idealizada de la maternidad que se suele tener, cuando te dicen que vas a ser la mujer más feliz del mundo, pero no te hablan de los momentos difíciles y duros cuando llega el bebé y revoluciona nuestras casas y nuestras vidas. Entonces, sentimos que no encajamos, que no estamos dentro de "lo normal" o "lo que debería ser", aunque es precisamente lo más habitual.

Y es que, así como para otras cuestiones de nuestra vida nos preparamos a conciencia y durante tiempo, para la maternidad los cursos de preparación al parto poco pueden hacer y casi todo nos llega por sorpresa. No existen cursos para mostrarnos todo lo que va a suponer tener un hijo, para prepararnos de verdad (¿bajaría el índice de natalidad?) y además cada bebé (y cada madre y cada padre) es diferente, así que no hay normas universales.

Este sentimiento de querer desconectar también se puede producir cuando el niño crece, si la madre no tiene otra ocupación (incluso si así lo ha decidido) y cree que ha pasado uno, dos, tres años de su vida centrada en su hijo (o en varios hijos), perdiendo de alguna manera su propia individualidad, dejando de lado sus gustos, sus aficiones, el cuidado de sí misma o de sus amistades...

Por eso es importante no dejar al margen todas estas cosas cuando somos madres, ya que aunque inauguremos una nueva faceta en nuestra vida, la más apasionante, no por ello dejan de existir nuestras otras facetas anteriores, como amiga, como pareja, como hija, con nuestros gustos... Cultivar estos otros compartimentos de nuestras vidas, si tenemos dudas, nos hará sentirnos mejor, más relajadas, completas, y evitar bloquearnos en una sensación de "no puedo más, necesito desconectar".

Muchas mujeres que trabajan, aunque no se cuente fácilmente por el miedo al "qué pensarán de mí" (de nuevo el sentimiento de culpa), sienten deseos de volver a su puesto de trabajo, incluso algunas pueden pensar en adelantar la reincorporación. Los motivos suelen ser los mismos descritos anteriormente (a no ser que tengamos un puesto de gran responsabilidad): nos sentimos absorbidas por el bebé y en el trabajo "desconectamos", recuperamos una faceta que no queremos olvidar, retomamos el contacto con los compañeros y, en fin, no solo hablamos de mocos y pañales (aunque esos temas, invariablemente, se sumarán a muchas conversaciones a partir de ahora, también en el trabajo).

Desde luego, cada caso y cada familia son diferentes y esta es una elección que ha de tomar cada mujer. Se trata de un trato complejo. Para muchas mujeres la etapa de baja maternal es la mejor y alargan una excedencia para seguir estando junto al bebé. ¿Pensáis que son por ello mejores madres? Yo desde luego no me siento así. Además, incluso de excedencia voluntaria he necesitado esos momentos de "desconexión", muy puntuales, lo cual nos lleva a ver que no son decisiones o sentimientos incompatibles.

Ayuda para cuidar al bebé

Necesitar desconectar del bebé, y contarlo

Tal vez, si no hubiera contado con la ayuda de pareja y familiares para el cuidado de mis hijas, cuando les pedía que las cuidaran en determinados momentos, hubiera sentido una necesidad mayor de "desconectar" y, lo peor, ese sentimiento podría haberse agrandado y haberme llegado a desbordar.

Por eso, lo mejor es compartir con nuestra pareja o familiares cercanos esta preocupación que nos inquieta, porque el simple hecho de hablar de ello va a lograr que nos quitemos un peso de encima, que minimicemos el problema. Incluso es probable que con el apoyo de estas personas de confianza recarguemos las pilas y nos demos cuenta de que el sentimiento de culpa desaparece, porque nos sentimos bien.

Nuestros seres queridos nos pueden ayudar a que nos tomemos un tiempo a solas, descansando, viendo a los amigos, yendo al cine o de compras... y cuidando al bebé mientras tanto. Esta ayuda también puede proporcionarse en las tareas de la casa (y no solo el cuidado del bebé), pues si la madre es la que tiene que hacerse cargo de todo, se incrementa su sensación de soledad y cansancio.

Si salimos un rato sin el bebé, lo más probable es que hayamos "confirmado" que nuestra existencia continúa y tiene otros focos, que hayamos echado de menos a nuestro pequeño más de lo que pensábamos y volvamos a su lado con ganas, disfrutando de nuevo de su contacto, de su compañía, incluso de cambiar pañales. Porque, al fin y al cabo, y ahí está la clave de todo este asunto, nuestro hijo sigue siendo lo que más queremos en este mundo y nos necesita igual que nosotras a ellos.

Si, por el contrario, nos guardamos nuestras emociones sin hacer algo al respecto, no estaremos gestionando bien ese sentimiento, provocando que se acumule y que se agiganten las ganas de desconectar. En ocasiones, hablamos de algo más que de un sentimiento normal y pasajero que no ha de preocuparnos y lo vemos a continuación.

Cuándo preocuparme por este sentimiento

Una cosa es sentir que no podemos más y que queremos un rato de tranquilidad o de descanso y otra cuestión muy diferente es dejar que ese sentimiento nos atrape y se alargue en el tiempo o se vea acompañado por una tristeza continua o deseos de hacer daño al bebé o a nosotras mismas. Entonces, estamos hablando de situaciones preocupantes para las que necesitamos ayuda profesional.

Porque, efectivamente, el deseo de separación del bebé puede ser un síntoma de depresión postparto, cuando se tienen sentimiento negativos acerca de la maternidad y del hijo, cuando los pensamientos van más allá y se hacen oscuros, imposibilitándonos conectar con nuestro bebé. Un caso extremo y poco frecuente de depresión es la psicosis puerperal, sobre todo si la mujer tiene antecedentes psiquiátricos.

Evidentemente, no a todas las madres les sobreviene este sentimiento de querer desconectar del bebé por un rato, aunque no sé si alguna levantaría la mano señalando que nunca, ni por un momento, se ha visto absorbida, desbordada y hubiera querido aislarse en una burbuja de tranquilidad. Las razones para tener esta necesidad pueden ser múltiples, pero la cuestión es que se trata de algo normal que no nos convierte en peores madres y que vamos a superar porque queremos a nuestro bebé.

Fotos | iStock
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