Siete consejos para comprar de forma consciente cuando tenemos niños
El consumo sostenible ha pasado de ser una moda a una verdadera necesidad, y no solo para quienes somos padres. Se dice que consumimos y desperdiciamos por encima de nuestras posibilidades, así que es vital que todos actuemos con responsabilidad y nos hagamos más conscientes de la forma en la que estamos comprando. Por eso hoy os queremos dar algunas claves para hacerlo de una forma práctica y efectiva: nuestro bolsillo y el medio ambiente nos lo agradecerán
Antes de lanzarte a comprar, verifica lo que tienes
Este consejo aplica a cualquier cosa que quieras comprar: ropa, zapatos, comida, juguetes... Muchas veces, ya sea paseando por una tienda física o una online, vemos cosas que nos conquistan a primera vista, y cuando las tenemos en casa vemos que, o tenemos algo muy parecido o incluso que ya lo tenemos, ya que nuestros gustos hacen que repitamos los mismos patrones de compra. Por eso es común encontrarnos en el armario con 6 camisetas de rayas en o 15 botes de la misma conserva en la cocina. Por eso siempre debemos revisar los armarios antes de comprar -lo que sea-.
Planifica las compras
Planificar nos ayuda a ahorrar tiempo y dinero. Si por ejemplo, diseñamos los menús de la familia con antelación, será fácil ceñirnos a una lista de la compra y terminaremos gastándolo todo. Así reduciremos el desperdicio.
En el caso de la ropa, al empezar una estación prueba si a los niños les viene algo de la anterior y posteriormente haz una lista de cosas básicas que les hace falta. Elige teniendo en cuenta las actividades que van a realizar y siempre incluye prendas "comodín" que puedan combinar con otras sin problema.
En caso de que estemos embarazadas o seamos primerizas, investiga primero sobre la verdadera utilidad de las cosas (especialmente si se trata de artículos de puericultura), y no te llenes de ropa pequeñita, porque los bebés crecen rapidísimo y corres el riesgo de quedarte con un armario lleno, monísimo, y sin estrenar.
Investiga sobre el minimalismo
Soy de las que piensan que en equilibrio está la virtud. Tu hijo no necesita 20 pares de pantalones (menos aún si lleva uniforme al cole), y puede que al final se queden muchos guardados y con la etiqueta puesta.
Una de las mejores propuestas que hace esta corriente es empezar por sacar todo lo que tenemos en el armario y hacer una limpieza profunda, tirando aquello que ya no vale, arreglando lo que sí y donando lo que ya no nos vamos a poner pero está en buen estado. Es un excelente punto de partida para hacernos conscientes de lo que tenemos y de deshacernos de cosas que a veces suponen más una carga emocional que una necesidad.
Elige calidad antes que cantidad
A veces compramos cosas que nos parecen muy baratas y eso hace que les demos menos valor del que realmente tienen. Por eso es mejor comprar poco, pero elegir cosas que nos van a durar más (por ejemplo, la ropa de los niños cuando tienen hermanos que pueden heredar).
Consume de proximidad
Este es un término que está de moda, pero es más importante de lo que parece. Al hacerlo nos hacemos más conscientes de lo que se produce en nuestro entorno, del apoyo que supone para la economía local, y de la importancia de consumir frutas y verduras de temporada.
Recicla y repara
Cada día generamos más desperdicios de los que el planeta puede soportar. Por eso deberíamos recuperar esa costumbre de nuestros padres y abuelos de reparar o reciclar las cosas. El low cost nos ha llevado a pronunciar el "total, para lo que cuesta", mientras tiramos cosas a la basura sin ningún miramiento, y no nos paramos a pensar en las consecuencias reales de hacerlo.
Enseña a los niños sobre consumo responsable.
Involucrar a los niños en el día a día de la casa es muy positivo para ellos. No es necesario hablar de dinero (especialmente si son pequeños), sino de cosas que son más tangibles y comprensibles para ellos: el valor de la naturaleza y nuestra responsabilidad en su cuidado, la necesidad de comprar cosas esenciales (como la comida), y sobre todo, enséñales a través del ejemplo.
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