Parentificación: cómo detectar y ayudar a los niños que ejercen roles de padres

Parentificación: cómo detectar y ayudar a los niños que ejercen roles de padres
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Uno de los mejores amigos de mi hijo pequeño ya iba y regresaba solo del colegio con solo nueve años, cuida de su hermana pequeña desde que era un bebé (también cuando su madre sale por la noche) e incluso se encarga de llevarla al parque infantil a jugar y de darle la comida.

Al principio pensaba "qué niño tan responsable", hasta que profundicé y me di cuenta de que sus obligaciones eran excesivas para su edad. ¿Cuándo tenía tiempo para jugar o divertirse despreocupadamente?

Tras hablar con la psicóloga infantil, Noelia Sosa, me he convencido de que se tratan de señales típicas de una parentificación o inversión de roles. Se trata de una situación en la que se permite o se obliga a un niño a realizar tareas o a adoptar responsabilidades de adultos, muy por encima de sus capacidades físicas o psicológicas.

La experta de la clínica PSISE nos explica cómo no confundir niños responsables con parentificación y cómo ayudar a estos "adultos prematuros" para que puedan disfrutar de una infancia feliz.

"No hay que confundir niño responsable con adulto prematuro"

La experta en crianza explica que, aunque no ha tratado profesionalmente a niños con problemas de parentificación, sí que conoce casos: "Se trata de niños obedientes, atentos, con un sentido de la responsabilidad enorme, que asumen o son obligados por las circunstancias personales de su familia a adoptar roles de adulto que no les corresponde".

"No hay que confundir un niño responsable con otro víctima de la parentificación. Mientras realice tareas acordes a su edad, no hay problema".

Admite Noelia que hay una fina línea entre los niños que se prestan a ayudar cuando la situación en casa lo requiere y que no sufren sobrecarga, porque van asumiendo ese rol de manera natural y no como obligación, y los que se echan a la espalda la responsabilidad que tendría que recaer en su padre o su madre.

"Suele verse en niños de padres separados que desempeñan las tareas del padre que se ha ido de casa, más si uno de los dos se siente deprimido o cansado por trabajar muchas horas fuera de casa", explica la psicóloga, aunque puntualiza que "eso no quiere decir que los hijos de padres separados vayan a ser víctimas de la parentificación, sino que es se ven más casos en estas situaciones".

Es en estos casos, cuando el niño está sobrecargado, que surgen los problemas "ya que se está perdiendo su infancia por cuidar de sus hermanos e incluso de sus padres, por negligencia de sus progenitores".

Situación difícil de detectar

Señala la psicóloga infantil que la mayoría de las veces el entorno dice del niño "qué responsable es", cuando no siempre es así. Podemos detectar que un niño asume roles que no le corresponden si analizamos su entorno y descubrimos de un padre negligente (por ejemplo, por alcoholismo) o si vemos que es él o ella quien se encarga de llevar y recoger del colegio a su hermano pequeño, si es siempre él o ella quien hace la compra a pesar de su corta edad, si se ocupa de duchar o dar de comer a sus hermanos menores...

Desde el colegio se pueden detectar estas señales, explica Noelia: "incluso conocemos a un niño que con solo 13 años se encargaba de ir a las reuniones del colegio y a las tutorías de su hermano pequeño".

En estos casos, lo habitual es que el profesor avise al orientador del centro y, si no existe, al trabajador social para que pueda estudiar el entorno de manera prudente, concertando alguna visita con los padres.

Pero hay otro tipo de situaciones más difíciles de identificar, las del niño hiper responsable que asume por su cuenta el rol de adulto y deja de ser niño porque él mismo se sobrecarga con tareas que no le corresponden. Puede comenzar con una alabanza de sus padres por lo bueno y responsable que es, y terminar por convertirse en una problemática similar a la anterior: trauma en la adolescencia y en la edad adulta.

"La clave está en animar a un niño a ayudar en tareas acordes a su edad, pero detenerle si pretende asumir otras de adultos".

Explica Noelia que los padres pueden detectar que algo no va bien si no juegan, no quedan con niños de su edad o no ríen, o si prefieren la compañía de los adultos a los de otros niños.

"Puede ocurrir, sin ser conscientes, que sobrecargamos a nuestro hijo 'bueno' con responsabilidades que no son adecuadas a su edad. Como cuando para tranquilizarles, tras una separación, la madre o el padre le dice a su hijo que ahora que están solos, le tiene que ayudar. También cuando hablamos de problemas económicos delante de ellos o les respondemos que no podemos comprarles algo porque no tenemos dinero".

Comenta, para que veamos lo sencillo que puede ser que un niño asuma roles de adulto, que su hijo de solo cinco años escuchó como su padre y ella hablaban de que con la crisis del Covid-19 habían sufrido una reducción de jornada y por tanto una disminución de ingresos:

"Vino con su hucha y me dijo que podía coger lo que necesitáramos. Lo normal es pensar 'qué bueno es' y dejarlo pasar, pero es en estos casos ya cuando toca hablar con él y quitar hierro al asunto, porque son preocupaciones de adultos, no de niños. Como padres toca tranquilizarle y hacerle sentir seguro".

Problemas importantes de socialización

Hermanos Mayores

Estos niños perfectos, buenos, obedientes, atentos, son viejos prematuros que no llegan a desarrollar actividades normales asociadas a su edad, como el juego, imprescindible para su desarrollo personal.

"La parentificación roba la infancia y deja un saco de heridas emocionales que limitan su desarrollo personal. Marca tan fuerte a los niños que es inevitable que deje rastro en la edad adulta".

Así lo explica Noelia Sosa que puntualiza que no solo pierden su infancia, sino que llegan a tener problemas con la figura adulta. También dificultades para socializar, incluso en la adolescencia, al no confiar en nadie, o convertirse en niños con apego ambiguo, ya que piensan de sus padres: "Te necesito, eres mi referente, pero no me consuelas".

La experta en crianza y Atención Temprana, también señala daños en su personalidad: falta de autoestima por su responsabilidad excesiva (al sentirse responsable de todos los que le rodean), miedo al fracaso, a decir que "no", a convencerse de que si no él no lo hace no funciona...

De ahí, explica la psicóloga, la importancia de detectar cuando un niño pasa a ser el padre o madre en funciones de uno de sus padres o a suplir al que está ausente física o psíquicamente, y buscar la solución.

Fotos | iStock

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