Cómo ayudar a tu hijo a superar la angustia por separación en la vuelta al cole

Cómo ayudar a tu hijo a superar la angustia por separación en la vuelta al cole
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La angustia por separación es una etapa muy especial en el desarrollo de todos los bebés caracterizada por una profunda ansiedad cuando se ven separados de su figura de apego primaria, generalmente su madre. Es por ello que muchos pequeños se enfrentan al inicio de la Escuela Infantil con lágrimas, berrinches, nerviosismo y una gran inquietud.

Pero aunque normalmente esta fase desaparece alrededor de los tres años, también es posible encontrar niños en segundo ciclo de Infantil o primeros años de Primaria a los que les cuesta mucho separarse de sus padres tras las vacaciones y comenzar el colegio.

Si es el caso de tu hijo, te damos algunos consejos para ayudarle en su vuelta al cole.

Entiende lo que le ocurre: no etiquetes ni juzgues

En primer lugar, es importante que los padres entendamos que la angustia por separación es un fenómeno completamente normal y natural en el desarrollo del niño, y que el hecho de que nuestro hijo llore al separarse de nosotros no significa que estemos haciendo algo mal.

Y es que es frecuente que la conducta del niño tienda a ser reprochada socialmente ("¡este niño te toma el pelo!", "le tienes malacostumbrado", "eso pasa por cogerlo tanto en brazos"...), etiquetada e incluso juzgada.

Pero lejos de ser un problema, la angustia por separación en los bebés y niños de corta edad demuestra que estos han desarrollado una relación significativa con sus progenitores. Es decir, para el niño sus padres lo son todo: son las personas en quien confía y quienes le pueden proteger de los peligros. Por eso, es normal que llore o se alarme cuando estos desaparecen de su vista.

A medida que el niño va creciendo y ganando autonomía y confianza, la ansiedad por separación irá desapareciendo, aunque en el camino pueden aparecer circunstancias excepcionales o retos desafiantes (el comienzo del colegio suele ser uno de ellos) que lleven aparejado un pequeño paso atrás.

En estos casos es importante recordar que para que el niño comience a ser independiente y aprenda a desenvolverse en el mundo, es imprescindible ser previamente dependiente, pues todo lo que aprenda lo va a hacer de sus personas de referencia.

Valida sus sentimientos: empatiza con él

Lo siguiente que debemos hacer es validar los sentimientos de nuestro hijo; es decir, empatizar con lo que está sintiendo.

Para ello ponte a su altura, mírale directamente a los ojos y muéstrale tu apoyo, firmeza y confianza. Hazle ver que entiendes que esté triste o angustiado ante el hecho de comenzar el colegio, y comparte con él recuerdos similares de tu infancia.

Dale confianza

vuelta al cole

Termina siempre tu discurso con un mensaje positivo y esperanzador, y hazle ver que aunque el inicio del cole es siempre el comienzo de una nueva etapa, las cosas entre vosotros van a seguir igual y puede contar contigo siempre que lo necesite.

A veces también es de gran ayuda que el niño verbalice sus miedos o dudas, con el fin de que ambos podáis buscar una solución conjunta que ayude a minimizar esos temores. Así, por ejemplo, hay niños que temen que sus padres se olviden de ir a recogerlos al cole, por lo que quizá les tranquilice comprobar que estos activan una alarma en su reloj para que suene cuando toque ir a buscarlos.

Anticípale lo que va a ocurrir

Aunque los adultos digamos siempre que las vacaciones se pasan en un suspiro, lo cierto es que para los niños, los dos meses de verano han supuesto una eternidad, pues ellos entienden el tiempo de una manera diferente.

Si a esto sumamos la ausencia de rutinas y los horarios más laxos es normal que el inicio del colegio les genere doble ansiedad, pues no solo tendrán que separarse de sus padres, con quienes llevan compartiendo todo su tiempo en los últimos meses, sino que además sus horarios cambiarán de forma radical.

Es por eso que los expertos aconsejan introducir poco a poco modificaciones en sus rutinas antes de comenzar el colegio, con el fin de evitar un cambio brusco.

También ayuda hablar con el niño sobre lo que va a suceder cuando el cole comience, el tiempo que estaréis separados, las actividades que volverá a hacer con los amigos... En definitiva, anticiparle -¡pero sin llegar a agobiarle ni ser un tema de conversación recurrente! - que el cole va a comenzar.

Habla del cole siempre en positivo

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A todos nos cuesta volver a la rutina, pero hemos de tener mucho cuidado con las cosas que decimos delante de nuestro hijo. En este sentido, es importante que hablemos siempre del cole y de los profesores en positivo, recalcando lo mucho que va a aprender y disfrutar.

Si no es su primer año de escuela también podemos echar mano de buenos recuerdos y anécdotas divertidas de cursos anteriores ("¿te acuerdas de lo bien que te lo pasabas en clase el año pasado?", "¿recuerdas lo mucho que aprendiste y disfrutaste con aquel proyecto de Ciencias?"...), y de lo maravilloso que será reencontrarse con amigos y profesores.

Recursos emocionales

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En muchos casos se hace necesario recurrir a recursos emocionales para ayudar al niño a canalizar lo que está sintiendo, calmar su ansiedad y recordarle que mamá o papá están siempre con él/ella, aunque no los vea.

Por ejemplo, podéis echar mano de cuentos especialmente escritos para calmar la ansiedad por separación que supone la vuelta al cole, o si el niño tiene un muñeco de apego no olvidar meterlo en la mochila.

También hay otros trucos que podemos poner en práctica como el botón de los abrazos, escribirle un mensaje cariñoso y motivador para que lo lea siempre que quiera, guardar en su mochila un pañuelo o una prenda de ropa nuestra para que nuestro olor le acompañe y le calme si lo necesita...

Despídete siempre de tu hijo

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Y por último terminamos con un consejo fundamental, que aunque puede resultar obvio no siempre cumplimos: despedirnos de nuestros hijos con un abrazo, un beso y un "volveré luego a por ti".

Y es que muchos padres cometen el error de dejar al niño en la puerta del cole y salir corriendo aprovechando una distracción de este, creyendo que así le evitarán el disgusto de la despedida. Pero esta actitud, lejos de ayudar aumenta la confusión del niño, su estrés, desconfianza y angustia.

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