Ocho claves para fomentar el apego seguro en tus hijos

Ocho claves para fomentar el apego seguro en tus hijos
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La forma que tenemos de vincularnos de adultos viene determinada, en gran parte, por cómo se ha desarrollado nuestro apego en la infancia.

El apego es el primer vínculo afectivo, además del vínculo más importante, en la relación de cualquier bebé y de cualquier niño, que depende mucho de la calidad afectiva de los cuidadores principales, especialmente la madre.

Ayudar a construir un apego seguro en tus hijos hará que su autoestima, su confianza y su autonomía sean mejores. Además, les ayudará a ir construyendo las aptitudes que necesitan para gestionar sus emociones y para cultivar su seguridad personal.

Y, como decíamos, si el apego es seguro, será más probable que tu hijo establezca relaciones saludables con los demás; que socialice desde la curiosidad y el amor y no desde el miedo al abandono o la necesidad.

¿Qué es el apego?

Como vemos, los vínculos afectivos forman parte del proyecto de desarrollo del niño. Las personas al nacer poseemos unas necesidades básicas que deben ser satisfechas para poder sobrevivir y adaptarse, tales como:

  • Necesidades fisiológicas.
  • Necesidad de sentirse protegido de los peligros reales o imaginarios.
  • Necesidad de explorar su entorno.
  • Necesidad de jugar.
  • Necesidad de establecer vínculos afectivos.

En psicología, la teoría del apego sostiene que entre todas estas necesidades, la de establecer vínculos afectivos prevalece sobre todas las demás. Si el niño logra establecer un vínculo afectivo con uno o varios adultos tendrá el resto de necesidades cubiertas.

El apego es la relación especial que el niño establece de forma independiente con la madre, el padre y el pequeño grupo de personas que conviven con él.

Es el lazo afectivo que una persona forma entre ella misma y otra (en los animales también existe). Pero, ¿y el apego seguro? ¿Qué es?

Apego seguro

El apego seguro es aquel que permite a los bebés explorar de forma activa mientras están solos con la madre, el padre o la figura de apego; la separación con ella les intranquiliza, y  buscan el contacto físico afectivo a su regreso, que les tranquiliza.

Cuando los niños crecen y siguen desarrollando su apego seguro, este les permite vincularse de forma saludable con los demás y ser personas autónomas y con un buen nivel de autoestima y seguridad personal.

Con el apego seguro, los niños saben que pueden acudir a la figura principal si necesitan ayuda o apoyo pero, sin embargo, se sienten cada vez más autónomos.

Según la investigación disponible hasta el momento, aproximadamente un 60% de la población tiene un apego seguro, mientras que el 40% restante tiene un apego inseguro.

Ocho claves para fomentar el apego seguro en tus hijos

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Existen algunas claves que nos pueden ayudar a fomentar el apego seguro en nuestros hijos, desde que nacen y a medida que crecen. ¿Cuáles son? ¿Cómo ponerlas en práctica? ¡Te las contamos!

1. Ofréceles mucho amor y cariño

El amor es fundamental para el desarrollo del apego seguro. Por ello, dales a tus hijos ese amor que se merecen, a través de: atención, cariño, caricias, besos...

Y es que el amor y el afecto son las bases desde las cuales se construye un apego sano, que les permitirá a los niños vincularse también desde el amor y no desde el miedo o la necesidad, cuando sean mayores.

2. Sintoniza con ellos: identifica sus emociones y necesidades

A la hora de fomentar un apego seguro en los niños es importante ser capaces de identificar bien qué necesitan (para poder proporcionárselo) o qué sienten a cada momento (para poder acompañarlos emocionalmente). Para ello, la empatía puede ser una buena herramienta.

Cuando son más pequeños, y cuando aún no tienen desarrollado el lenguaje oral, quizás esta tarea sea un poco más difícil; entonces deberemos identificar otras señales para conectar con su estado emocional (expresión facial, conductas, etc.)

3. Respeta sus emociones

Más allá de identificar sus emociones, también resultará imprescindible respetarlas, aceptarlas y validarlas.

A veces la forma de expresar la emoción no será la más adecuada; sin embargo, será importante que trabajemos en esa forma de gestión, y no tanto en querer cambiar la emoción (por ejemplo, de rabia o enfado).

4. Muéstrales tu disponibilidad

Los niños necesitan, y sobre todo los bebés, necesitan que los cuidadores principales cubran sus necesidades básicas, a nivel físico y emocional.

Por ello es importante que tanto el padre como la madre se muestre presente y disponible para ellos tanto física como emocionalmente.

5. Pon límites saludables

Los niños necesitan límites para crecer y desarrollarse, para aprender lo que está bien y lo que no, etc. Esto les ayuda a desarrollar también un apego seguro.

Así, el establecimiento de estos límites debe ser un aspecto a trabajar en el hogar. ¿Cómo poner límites de forma saludable?

Diciendo "no" acompañando ese "no" con una explicación coherente y sensible, que ellos puedan entender. Según Rafael Guerrero Tomás, psicólogo y Doctor en Educación, de esta forma lo que estamos haciendo es decirles, implícitamente, "no te dejo hacer X cosa porque te quiero".

6. Explícales lo que no entienden

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Es importante ir alimentando la curiosidad en los niños durante su crecimiento, desde que son bien pequeños. Para ello, como padres, responded a sus preguntas, a sus dudas, explicarles todo aquello que no entiendan.

Siempre adaptando nuestro lenguaje y explicación a su edad, etapa evolutiva y características personales. No olvidemos que la información también les da seguridad a los niños, y la sensación de seguridad forma parte del apego seguro.

7. Acepta a tus hijos en su totalidad

La aceptación y el amor incondicional reforzarán la autoestima de tu hijo y, consecuentemente, vuestro vínculo, vuestro apego.

Por ello aceptar a tu hijo, con sus virtudes y sus puntos de mejora, de forma incondicional, supone un paso más hacia la construcción de ese apego seguro para él.

8. Estimula su autonomía

No olvidemos que un apego seguro es aquel que le permite al niño explorar el entorno sabiendo que cuando vuelva, tendrá su "base segura" (la figura del cuidador principal).

Por ello, es importante también fomentar la autonomía de tus hijos; deja que aprendan cosas por sí mismos, permite que exploren, que investiguen, que experimenten y que se equivoquen.

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