Los niños pueden ser tímidos como parte de su personalidad, pero también en momentos puntuales: por qué no debemos etiquetarlos

Los niños pueden ser tímidos como parte de su personalidad, pero también en momentos puntuales: por qué no debemos etiquetarlos
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La timidez se define como el miedo y el nerviosismo que manifestamos en respuesta a la novedad social y/o la evaluación social. Hay niños que son tímidos en determinadas situaciones sociales, otros que lo son en más ámbitos y otros que, directamente, no presentan timidez.

Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad McMaster en Canadá, publicado en la revista Child Development, ha confirmado lo que algunos autores de la psicología ya hacía tiempo venían diciendo, y es que existen dos tipos de timidez; una como parte de la personalidad, y otra situacional.

Te contamos en qué consiste cada una y por qué es fundamental no etiquetar a los niños tímidos, sino entender su singularidad y respetarla.

Cómo se llevó a cabo el experimento

El estudio examinó las respuestas conductuales, afectivas y fisiológicas de 152 niños canadienses (73 eran niñas) de entre siete a ocho años. También preguntaron a sus padres por el comportamiento habitual de sus hijos.

El experimento consistió en lo siguiente: se le dijo a los niños que darían un discurso frente a una cámara y un espejo, y que después ese vídeo sería mostrado a otros niños. El discurso tenía que ser de dos minutos, y debían hablar sobre su último cumpleaños.

Se evaluó la timidez a partir de un electrocardiograma ambulatorio colocado a los niños, de su comportamiento, de su arritmia sinusal respiratoria (fisiología) y de las respuestas de los padres a una serie de cuestionarios.

Resultados

Los hallazgos mostraron que, de esos 152 niños, el 10% manifestaba una timidez temperamental (estable en el tiempo), que se manifestó al dar el discurso, y que también corroboraron los padres.

En cambio, el 25% mostró una timidez solo en respuesta a ciertas situaciones sociales y/o estresantes (en este caso, al dar el discurso), y no fueron informados por sus padres como niños tímidos.

El 10% de los niños mostró una timidez temperamental (como parte de su personalidad), y el 25%, una timidez que está ligada al contexto (solo aparece en determinadas situaciones).

Así, los autores encontraron esta diferenciación; que una cosa es ser tímido, como parte del temperamento y la personalidad (es la "timidez-rasgo"), y la otra es ser tímido solo en situaciones puntuales que generan nerviosismo, como lo sería dar un discurso (la "timidez-estado").

Dos tipos de timidez

Según Kristie Poole, una de las autoras del estudio, sus hallazgos apoyan la idea de que hay niños que son temperamentalmente tímidos, y que manifiestan una mayor reactividad conductual, afectiva y fisiológica en respuesta a un factor estresante social.

Esto quiere decir que su timidez forma parte de su personalidad, y que este rasgo es estable en el tiempo. Y, por otro lado, hay niños que experimentan solo el componente afectivo que puede reflejar la timidez estado (aquella que solo aparece en momentos puntuales). Esto quiere decir que estos niños informaron sentirse nerviosos en momentos puntuales.

La timidez no es cuestión de grados, sino de tipos

Así, los hallazgos del estudio apoyan la hipótesis de que la timidez no se mide tanto en "grados", sino en tipos de timidez. Jerome Kagan, psicólogo americano de la Universidad de Harvard y gran estudioso de la personalidad y la timidez, ya habló de estos dos tipos de timidez hace varias décadas.

Esto también ocurre con otro constructos psicológicos, como por ejemplo el de la ansiedad; aunque se pueda tener "más o menos ansiedad", lo cierto es que hay personas que manifiestan la "ansiedad-rasgo" (son ansiosas como parte de su personalidad), y otras, la "ansiedad-estado" (presentan ansiedad en determinados momentos, pero no son ansiosas por norma general).

Cómo acompañar a un niño tímido

Lo más importante aquí es no etiquetar a los niños y tratar de entenderlos (sean tímidos, extrovertidos, sinceros, alegres, inhibidos...). Además, como hemos visto, y en relación a la timidez, no todos los niños tienen el mismo tipo de timidez; hay algunos incluso, que no se ponen nerviosos ante situaciones sociales, novedosas y/o estresantes.

Es fundamental actuar con empatía, huir de los prejuicios o estereotipos asociados a la timidez y darnos cuenta de que, en realidad, ser tímido también presenta sus ventajas, siempre y cuando esa timidez no genere malestar o interfiera en el día a día de la persona.

Foto | Portada (Freepik)

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