Llegar al mundo demasiado pronto cambia el destino de los bebés según dónde nazcan: más del 90% de los bebés extremadamente prematuros (nacidos antes de las 28 semanas) mueren en los países pobres, frente a menos del 10% en los países ricos.
Los nacimientos prematuros son actualmente la principal causa de mortalidad infantil, y representan una de cada cinco muertes de niños que se producen antes de su quinto cumpleaños.
Son datos extraídos del informe que acaba de publicar la ONU sobre prematuros. El estudio, titulado Nacidos demasiado pronto: decenio de acción sobre el parto prematuro, ha sido elaborado por la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), en colaboración con PMNCH, la mayor alianza mundial en favor de las mujeres, los niños y los adolescentes.
1 de cada 10 bebés nace prematuro
El estudio revela que 13,4 millones de bebés nacieron prematuros (antes de las 37 semanas de embarazo) en 2020. Casi un millón de ellos murieron por complicaciones, lo que equivale a alrededor de uno de cada 10 bebés nacidos prematuramente.
Se define como prematuro a los bebés que nacen antes de que se completen las 37 semanas de embarazo. Hay subcategorías de parto prematuro, según la edad gestacional:
- extremadamente prematuro (menos de 28 semanas)
- muy prematuro (28 a menos de 32 semanas)
- prematuro moderado a tardío (32 a 37 semanas).
Los autores constatan que, en general, las tasas de nacimientos prematuros no han cambiado en ninguna región del mundo en la última década, con 152 millones de bebés vulnerables nacidos demasiado pronto entre 2010 y 2020.
Los supervivientes de un parto prematuro pueden sufrir consecuencias para la salud durante toda la vida, con una mayor probabilidad de discapacidad y retrasos en el desarrollo.
El lugar donde nacen los bebés determina su supervivencia
Según el informe, con demasiada frecuencia el lugar donde nacen los bebés determina si sobrevivirán o no. Así, sólo uno de cada 10 bebés extremadamente prematuros (<28 semanas) sobrevive en los países de renta baja, frente a más de nueve de cada 10 en los países de renta alta.
Los factores que determinan la probabilidad de nacimiento prematuro (y también muerte y discapacidad), tanto en los países con ingresos bajos como los de altos ingresos, tienen que ver con las (enormes) desigualdades relacionadas con:
- La raza.
- La etnia.
- Los ingresos.
- El acceso a una atención de calidad.
Se calcula que, en entornos de bajos ingresos, la mitad de los bebés nacidos a las 32 semanas o menos (2 meses antes) mueren debido a la falta de atención factible y rentable, como calor, apoyo a la lactancia materna y atención básica para infecciones y dificultades respiratorias.
En los países de altos ingresos, casi todos estos bebés sobreviven. La tecnología ayuda a que, en los países de ingresos medios, los bebés sobrevivan al período neonatal, aunque muchos de ellos enfrentan una vida de discapacidad, incluyendo problemas de aprendizaje y problemas visuales y auditivos.
Sur de Asia y África subsahariana: donde nacen más prematuros
El Sur de Asia y la África subsahariana son las zonas donde nacen más bebés prematuros (suponen el 65% del total de nacimientos prematuros a nivel mundial). Además, los bebés de estas regiones se enfrentan a un mayor riesgo de mortalidad.
Factores que incrementan los riesgos para las mujeres y los bebés
Por otro lado, según el informe, hay una serie de factores que incrementan los riesgos para madres y bebés en todas partes:
- Los efectos de los conflictos.
- El cambio climático
- Los daños medioambientales
- La COVID-19
- El aumento del coste de la vida
Por ejemplo, sabemos que casi uno de cada diez bebés prematuros nace en los diez países más frágiles afectados por crisis humanitarias.
Medidas para prevenir y abordar la prematuridad y la mortinatalidad
En los últimos diez años ha crecido el activismo comunitario en torno a la prevención del parto prematuro y la mortinatalidad. Un activismo impulsado por redes de padres, profesionales de la salud, el mundo académico y la sociedad civil, entre otros.
La OMS, UNICEF, UNFPA y PMNCH reclaman un aumento de las inversiones, tanto internacionales como nacionales, para optimizar la salud materna y neonatal. Y también, que se invierta en innovación e investigación a nivel local para mejorar la calidad de la atención y la equidad en el acceso.