Homeopatía para bebés: si no funciona, ¿por qué se venden medicamentos homeopáticos?

Homeopatía para bebés: si no funciona, ¿por qué se venden medicamentos homeopáticos?
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Después de varios días hablando de homeopatía para bebés y adultos tratando diversos temas relacionados creo quedaba hablar de uno de los temas más serios: el por qué se venden preparados homeopáticos o medicamentos homeopáticos si no hacen nada.

Los medicamentos homeopáticos están regulados por el REAL DECRETO 1344/2007, de 11 de octubre, por el que se regula la farmacovigilancia de medicamentos de uso humano. A continuación os comento qué dice este Real Decreto y lo que pienso de ello.

Según puede leerse en el artículo 55 los medicamentos homeopáticos pueden ser con indicación terapéutica aprobada o sin ella. Vamos a verlos:

Medicamentos homeopáticos con indicación terapéutica aprobada

Son los medicamentos homeopáticos industriales, destinados a curar una enfermedad determinada. Estos medicamentos, si seguimos los tratados de Hahnemann, no deberían considerarse homeopáticos porque lo normal en homeopatía es hacer un preparado para una persona concreta, en base a los síntomas que padece sin tener en cuenta para nada la enfermedad. Es decir, que este Real Decreto permite llamar “medicamentos homeopáticos” a medicamentos que realmente no lo son (aunque el problema no es del legislador, sino del consumidor que se está llevando gato por liebre).

Estos medicamentos, para ser aprobados, deben pasar por los mismos supuestos que los medicamentos de la medicina científica. Estos supuestos pueden leerse aquí y es fácil ver que algunos de ellos difícilmente pueden ser cumplidos por la homeopatía.

Por ejemplo, deberían indicar la composición y cantidad de los componentes que hay en el medicamento y en la homeopatía no hay principio activo en muchas ocasiones, sino que la memoria de éste se ha transferido al disolvente (esto para el que se lo crea, claro) o, si se trata de pastillas, al azúcar y la lactosa que componen la pastilla. Es decir, si las etiquetas de las bolitas homeopáticas dicen la verdad, que suelen hacerlo, lo más habitual es leer “85% sacarosa, 15% lactosa” (no hace falta ser matemático para saber que no queda porcentaje para nada más).

También tienen que presentarse los resultados de las pruebas clínicas y en definitiva de los estudios realizados que demuestran que el medicamento funciona. Como sabemos que no hay estudios que demuestren que la homeopatía funciona, no pueden cumplir tampoco este requisito.

Medicamentos homeopáticos sin indicación terapéutica aprobada

Los medicamentos homeopáticos sin indicación terapéutica son los que sí seguirían los postulados homeopáticos, porque son aquellos medicamentos que no curan una enfermedad, sino que pueden ser utilizados para tratar los síntomas.

En el etiquetado no puede haber ninguna indicación (“esto cura la gripe”, “para el dolor de cabeza”, “para los cólicos del lactante”) y la administración debe ser oral o externa.

El grado de dilución mínimo tiene que ser 2 CH, que equivale a una parte de tintura madre por 10.000 de disolvente, concentración que se conoce en el Real Decreto como “grado de dilución que garantice la inocuidad del medicamento”, que en cristiano, para mí, viene a decir “que no haga nada”. Además, en caso de que lleve algún principio activo de los que pueden encontrarse en la medicina científica (medicamento de farmacia de toda la vida) no podrá llevar más de una centésima parte de la dosis más baja que se puede encontrar en un medicamento que debe comprarse con receta.

Es decir, que si por un casual a un laboratorio le da por poner amoxicilina (antibiótico) en una de estas disoluciones tendrá que poner la centésima parte del medicamento que contiene menos amoxicilina del mercado. Esto, en cristiano, viene a decir de nuevo “que se trate de un medicamento que no haga nada”.

Entonces, ¿por qué se comercializan medicamentos homeopáticos?

Mi respuesta más lógica a esta pregunta es: es un misterio.
Según el Real Decreto comentado, los medicamentos con especificidad terapéutica serán verificados “en el plazo de diez días naturales desde la presentación de la solicitud”. Entonces se “verificará que reúne los requisitos previstos, y se notificará al solicitante su admisión a trámite con indicación del procedimiento aplicable y la identificación del expediente, así como del plazo para la notificación de la resolución”.

En caso de que no reúna los requisitos “se requerirá al solicitante que subsane las deficiencias en el plazo máximo de diez días naturales, con indicación de que si así no lo hiciera se archivará su solicitud”, no pudiéndose vender dicho medicamento.

Los medicamentos sin especificidad terapéutica en cambio tienen un plazo máximo de resolución de 6 meses. Si en ese tiempo no se acepta una solicitud se entenderá como desestimada.

Entonces, si para unos son 10 días y para los otros son 6 meses, ¿cómo puede ser que los medicamentos homeopáticos de Boiron lleven 16 años comercializándose, pendientes de resolución?

Parece que me esté inventando algo, ¿verdad? Pues no. En la misma página de Boiron, empresa multinacional que se está haciendo de oro (como las farmacéuticas de verdad) a costa de engañar a la gente con homeopatía, cuya sección en España crece de año en año (en diez años ha pasado de tener 76 trabajadores fabricando ilusiones a tener 168, en el 2009), puede leerse lo siguiente:

Los medicamentos homeopáticos que comercializamos actualmente se presentaron a registro en 1995 como contemplaba el RD 2208/1994. Al día de hoy todos ellos están pendientes de la evaluación por parte de la Agencia Española del Medicamento, y por tanto sin registro definitivo.

Quítate tú, que me pongo yo

Hay quien dice que la homeopatía no interesa porque lucha con las grandes multinacionales farmacéuticas, como si los remedios homeopáticos se fabricaran clandestinamente y se regalaran para sanar al mundo entero, lejos de esos fármacos que tanto daño hacen al cuerpo.

Pues bien, la multinacional Boiron, que tiene más de 4.000 trabajadores en todo el mundo y representación en muchísimos países está creciendo a un ritmo de un 10-15% anual.

Según las cifras presentadas por la misma multinacional (ver aquí) en el año 2009 facturó 526 millones de euros. Para comparar un poco Esteve facturó el mismo año 944 millones de euros, Almirall 925 millones, Ferrer 681 y la gran Sanofi Aventis facturó 29.306 millones de euros. Vamos, que si consideramos que son datos de 2009 podríamos decir que ahora, probablemente, ya esté facturando igual o más que alguna de las farmacéuticas comentadas, de las que venden medicamentos con efectos secundarios (y primarios).

El día que alguien quiera regularizar esto…

Pues eso, no lo entiendo. Lo que sí creo es que el día que alguien abra una carpeta y lea “medicamentos homeopáticos” se va a liar, porque cuando el inspector vea que ahí dentro no hay nada con pies ni cabeza, se acabó el chollo (a menos que el mencionado inspector decida invertir en algo que da mucho dinero y hacer la vista gorda, que al parecer es lo que se está haciendo actualmente).

Continuará

El lunes hablaré de los medicamentos homeopáticos que de homeopáticos no tienen nada. Es decir, de los que tienen especificidad terapéutica, funcionan igual que los de la medicina normal y llevan ingredientes con diluciones muy bajas, tanto, que funcionan como la fitoterapia (léase Colikind, Stodal, ExpectoDHU,...).

Foto | Richard Craig en Flickr
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