¿Es mejor que el bebé se adapte a nuestro ritmo de vida o que nosotros nos adaptemos al de él?

¿Es mejor que el bebé se adapte a nuestro ritmo de vida o que nosotros nos adaptemos al de él?
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En muchas ocasiones he hablado con parejas cuya mujer está embarazada que tienen el tema del posparto bastante controlado en lo referente a horarios, costumbres y estilo de vida que llevarán.

Algunos, los más controladores (porque probablemente son de los que se sienten muy a gusto teniéndolo todo controlado) llegan a decirte lo que harán casi al dedillo, y en esas te cuentan que harán que el bebé siga esos horarios, que se adapte a ellos desde el principio, para que luego no les cueste más.

Otros padres no hacen tantos planes y optan por ir tomando decisiones según vayan llegando las situaciones, perdiendo ese control de la situación del que hablamos. ¿Y qué es mejor? ¿Que el bebé se adapte a nuestro ritmo de vida o que nosotros nos adaptemos al de él?

El control, tan valorado y tan difícil de mantener

Vamos por el mundo con horarios para casi todo. Vamos, que un día te dejas el reloj y te sientes fuera de agenda. No pasa nada, llevas el móvil, que tiene reloj y te mantiene totalmente comunicado con cualquiera. ¿Y si un día te lo dejas en casa? Desesperación absoluta porque pierdes el control de tu vida. Ahí está tu agenda, lo que tienes ese día y ahí está tu medio de comunicación con los demás. ¿Y si te llaman o te buscan? ¿Y si alguien te necesita?

Nos encanta tener el control de todo lo que sucede a nuestro alrededor y la llegada de un bebé a la familia es una nueva situación que también querremos controlar. Ahora bien, cuanto más tratemos de controlarla, peor será la caída, porque los bebés no vienen al mundo ni a obedecernos ni a pasar por el aro. Vienen para sobrevivir, para ser felices y para ser libres (otra cosa es que luego lo consigan).

Los bebés solo piensan en sí mismos

Los bebés inspiran mucha ternura. Pensamos en ellos como en un osito de peluche, de esos que huelen bien, que te dan ganas de abrazar todo el rato, con esa piel tan suave, esas manitas pequeñitas y esa carita preciosa cuando duermen.

Y así es como mucha gente cree que será su bebé, un osito de peluche. Por eso hacen tantos planes, tantos horarios y deciden que, con un ser tan precioso y bondadoso como un bebé, no habrá problemas para adaptarle a la rutina familiar que ya funciona.

Bebé llorando

¿No os han explicado en las clases de preparto que los bebés no son así? Porque yo cuando doy estas clases lo intento explicar: los bebés solo piensan en sí mismos. Y lo hago para que las madres y los padres tengan claro que lo que les viene puede ser un cambio muy duro.

Que sí, que son preciosos y muy tiernos, pero cuando te tienen media noche despierto (o la noche entera), cuando lloran y no sabes por qué, cuando no encuentras la manera de calmarles, cuando por fin se han dormido y un pedo propio les despierta, cuando te duele la espalda de tanto mecerlos y siguen intranquilos, y cuando todo esto se repite un día tras otro, la ternura acaba quedando ni se sabe dónde.

Pero pequeño bebé, ¿no ves que mamá y papá no pueden más? ¿No ves que las ojeras nos llegan hasta la barbilla? ¿No ves que necesitamos descansar? Mira, mira la pantalla de mi móvil: en la agenda dice que papá tiene que ir a trabajar dentro de tres horas, o sea, que la alarma le suena dentro de dos horas, y aquí está, meciéndote por toda la casa otra vez.

Pero es absurdo, porque es un bebé, y ni sabe qué es un móvil, ni sabe qué es una alarma, ni sabe qué es un trabajo, ni sabe lo que le queréis decir. Él solo sabe que no está bien, que algo le molesta, y con el fin de sobrevivir viene al mundo con la misión de quejarse cuando algo le haga estar disconforme. De ese modo sus cuidadores harán lo posible por restablecer la calma, el confort y así el bebé estará bien y fuera de ningún peligro.

"Dame una solución, que yo tengo que trabajar"

Ya os lo he contado alguna vez, pero lo vuelvo a hacer porque viene al caso. Una pareja con un bebé de cuatro meses vino a la revisión a la consulta y, como quien lleva el coche al mecánico y le explica lo que le falla para que lo arregles, me lo pusieron en la camilla y me explicaron que por la noche se despertaba mucho.

Después de unas cuantas preguntas, de asegurarme que al niño no parecía pasarle nada y que, en realidad, los despertares eran los normales de cualquier bebé de cuatro meses, le expliqué (al padre, que era el más afectado) por qué lo hacía: "no, mira, este ruido que oyes en el coche y que te hace creer que está mal es perfectamente normal. Lo oirás unos meses más, pero luego dejará de hacerlo, así que tranquilo".

Pero no le gustó nada mi explicación, y me dijo "no me estás diciendo nada. Dame una solución, que yo tengo que trabajar". En ese momento pensé en decirle que podría intentar devolverlo al fabricante, pero claro, meterlo otra vez en el útero era inviable, quizás debería haberle explicado dónde darlo en adopción, pero tampoco era la solución que querían. Necesitaba que yo hiciera algo para que su bebé durmiera por las noches, porque necesitaban que el bebé se adaptara a los horarios de sus padres, que por el día trabajan.

Pero, ¿qué sabe un bebé de trabajos, horarios y obligaciones si sólo piensa en satisfacer sus necesidades? Nada, así que con esto respondo a la pregunta inicial, la que da título a la entrada. Cada familia que escoja cómo llevar su vida familiar, pero querer forzar al bebé a hacer lo que no está preparado para hacer suele acabar en malestar para todos, y el peor parado suele ser precisamente el bebé, que tiene que ver cómo le intentan imponer una manera de vivir que no entiende, que no comprende y que no está capacitado para asumir.

Los niños acaban llorando porque los pones a dormir cuando a ti te va bien y no cuando tienen sueño. Se quejan porque les das de comer con un horario y no cuando te piden. Los tienes en la calle cuando desearían estar en casa, o bien los tienes en casa cuando les iría bien un paseo. Tratas de seguir haciendo la vida que hacías antes, pero con un bebé, y te enfadas con él por despertarse precisamente cuando ibas a hacer no sé qué.

Una vez escuché a una madre decir que iba a aprovechar la baja maternal para estudiar, y que iba a dedicar no sé cuántas horas al día a ello. Si pudo estudiar algo no lo sé, pero seguro que si lo hizo fue a costa del bebé, porque todo momento que le dedicas a otra cosa se lo dejas de dedicar a la criatura. Y oye, si está dormida, perfecto, pero luego no te quejes de que se despierta por la noche y no puedes dormir, que lo ideal, cuando una es madre, es que cierre la agenda, olvide las obligaciones y se adapte a la agenda del bebé, durmiendo cuando él duerme, aunque sea de día, y tratando de establecer una relación con él que le ayude a entenderle cada día más en sus demandas para que todo sea cada vez más fácil y no cada vez más desesperante.

Y el padre, lo mismo. Que trate de ponerse en el lugar de su bebé y de entender por qué hace lo que hace y de ese modo se preocupará más por buscar soluciones a sus demandas, desde el cariño, y no soluciones tipo "a ver si me lo reparan, que está alterando mi orden vital".

Fotos | Thinkstock
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